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Imagen del presentador de televisión Alonso CaparrósEvelio Jiménez

Entrevista

Alonso Caparrós: «Furor me sigue dando de comer a día de hoy»

El mítico presentador de televisión recoge su reconstrucción personal en el libro Empieza de cero

A primera vista, la vida de Alonso Caparrós hace veinte años no podría ser más idílica: fama, reconocimiento, estatus social y económico... Sin embargo, detrás de esa realidad también se escondía un lado oscuro que le hizo «descender a los infiernos» de forma estrepitosa. Años después comparte su experiencia de crecimiento personal y transformación en Empieza de cero, un libro compuesto a modo de viaje personal que le condujo a perdonarse a sí mismo, recuperar a su familia y reconciliarse con su pasado televisivo.

–Mencionas en el libro que «reconstruir una vida deshecha no es fácil», ¿por dónde se empieza?

–Es un proceso difícil, que cuesta, y esa parte de que cuesta para mí es muy importante porque soy totalmente contrario a esas fórmulas de felicidad y de soluciones rápidas. No son reales. Este libro pretende contar los pasos que fui dando para reconstruirme, para empezar de cero y cada capítulo es una guía, una forma de tenderle una mano a las personas que pueden estar en esa situación tan desagradable en la que yo estaba, ese sitio en el que parece que no hay esperanza.

–Llegaste a la televisión casi de casualidad, ¿no?

–Sí, aparecí en la televisión y no era algo que tuviese pensado ni muchísimo menos. Y no solamente empecé a trabajar en la televisión, sino que además me fue de maravilla. Esa es mi historia: éxito, fama, popularidad, contratos, dinero siendo muy joven y todo lo que derivó de aquello. Por eso empezar de cero: llegué a un punto en el que ya no había otra opción.

–¿En qué momento decides cambiar de vida?

–Tiene que ver con ese punto en el que ya es imposible estar más abajo, salvo morirse. Fue determinante la aparición de una persona muy especial que a día de hoy es mi mujer y es con la que empiezo el libro. Ella tiene esa naturaleza de bondad y me sirve para presentar a otras personas que han estado a lo largo de mi vida y han dejado huella, una semilla de bondad, cariño y generosidad. Muchas veces no nos damos cuenta, pasamos de largo y con el tiempo dices: «Qué maravilloso aquello que me dio aquella persona». Son muy importantes para la reconstrucción.

–Hablas en concreto de tu mujer, Angélica. ¿Qué papel ha tenido ella en este proceso?

–Tuve la gran suerte de enamorarme de una persona que es muy buena. Hay gente que nace muy mala, hay gente que nace muy buena y luego estamos la gran mayoría que intentamos ser buenos a lo largo de la vida, pero Angélica es una persona que venía con esa bondad innata. Marcó un punto de inflexión en mi vida. Ser bondadoso implica muchas cosas sacrificio, comprensión, empatía. Todas esas cosas que ella tenía fueron el punto de partida para que yo dijese «es el momento de cambiarlo todo», lo cual luego me costó mucho. Fue un trabajo arduo.

–En este proceso de cambio, hay un momento en el que decides apartarte del mundo y marcharte a una casa rural, teniendo la lectura como bálsamo.

–Para mí los libros siempre han sido importantísimos. De una manera natural, desde que era muy pequeño me ha gustado muchísimo leer. Para mí son mucho. Unas veces son conocimiento; otras, evasión, compañía para combatir la soledad cósmica... No deja de ser escuchar a personas que han vivido algo y tienen la maravillosa virtud de contarlo de una manera que te atrapa. En esos momentos en los que yo necesitaba aprender y desaprender, me fueron muy útiles. Además, fueron apareciendo por casualidad en función de lo que necesitaba en ese momento.

Presenta el libro 'Empieza de cero', donde narra su reconstrucción personal

–¿Cómo conseguiste «dejar atrás tus fantasmas»?

–Conseguir la paz, esa transformación interior, conocerte a ti mismo, hacerte caso, reinventarte, renacer, requiere trabajo. Una de las cosas que más ejercita el ser humano es el olvido. A pesar de que cometemos errores que nos deberían hacer aprender, volvemos a tropezar con esa misma piedra una y otra vez. Ese trabajo es algo que hay que seguir haciendo continuamente. Hay que estar vigilando, hay que cuidarla, mimarla y construirla cada día, pero es muy gratificante. Por lo menos yo tengo un método con el que soy muy feliz, que me llenan la vida y me pone los pies en el suelo cada vez que se me va la olla.

–Una vez vivido todo esto, ¿volverías a la televisión?

–Sí, claro que sí. Ahora mismo me apetece después de este periodo de Sálvame que ahora ha terminado. Vuelvo a tener unas ganas de presentar que antes no tenía. Sí es cierto que llevo 30 años en la televisión y he vivido el éxito y la fama, pero también lo malo. He hecho todo tipo de programas y amo mi profesión, pero no es algo que persiga con especial interés. Si no me pasa, no me importa. Tengo otros planes y sueños que cumplir que no tienen nada que ver con la tele.

–Treinta años de trayectoria que empezaron con Furor, para muchos el programa de una generación. ¿Qué significó para ti?

–Ese programa es muy especial para mí. A día de hoy me sigue dando de comer y lo sigo haciendo convertido en team building para empresas. Y funciona muy bien. Fue un programa muy especial, no por sus audiencias, que fueron muy grandes, o el éxito momentáneo, sino porque pocos programas tienen la gran fortuna de calar como caló en el imaginario de la gente. La gente recuerda con cariño cuando veían la televisión en familia y eso hace que tenga un sabor muy especial y valioso.