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26 de abril de 2024

La proclamación de Herbert Louis Samuel en Salt, agosto de 1920, por la que fue amonestado por Curzon

La proclamación de Herbert Louis Samuel en Salt, agosto de 1920, por la que fue amonestado por CurzonLibrary of Congress

Hace 100 años en El Debate

1 de julio de 1922: la Santa Sede y el mandato inglés en Palestina

No se podía consentir que los judíos tuviesen una posición privilegiada sobre las otras nacionalidades y confesiones

«Los artículos del Proyecto del Mandato inglés en Palestina, derrotado ya en la Cámara de los Lores, han suscitado una nueva protesta por parte de la Santa Sede, atenta siempre a la defensa de los sagrados intereses de la catolicidad, amenazados por la banca judía», se podía leer en El Debate del primero de julio de 1922.
La Santa Sede no se oponía a que los derechos civiles de los judíos en Palestinos, pero no podía consentir que los judíos tuviesen una posición privilegiada y preponderante sobre las otras nacionalidades y confesiones. Tampoco podía aceptar que los derechos de las demás confesiones cristianas no fuesen «debidamente garantizadas».
En cuanto al primer punto que aborda, este proyecto de mandato inglés establecía una «preponderancia económica, administrativa y política en favor del elemento judío y en perjuicio de otras nacionalidades». El segundo punto establecía una Comisión especial «para estudiar y reglamentar las cuestiones y reclamaciones referentes a las demás confesiones religiosas». Dicha Comisión se compondría de representantes de todas las religiones «cuyos intereses se discuten». De esta cuestión, la Santa Sede destacaba dos aspectos: el primero que el representante de los intereses de los católicos debía ser escogido por las autoridades jerárquicas de la Iglesia. Y en segundo lugar, el comité debía «asegurarse de que ciertos lugares santos, edificios o lugares propiamente dichos, considerados con especial veneración por los miembros de una religión determinada» fuesen confiados al cuidado permanente de «cuerpos apropiados que representen a los miembros de esta religión».
El Debate concluía tras exponer los puntos de la Santa Sede que se preveía que tendría que «producirse un violento desacuerdo entre los miembros de la Comisión, así formada por los representantes de todas esas religiones». E informaba de que la Santa Sede sugería que los miembros del comité fuesen «los cónsules, aún en Palestina, de las potencias que forman el Consejo de la Sociedad de las Naciones».
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