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19 de abril de 2024

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden

El presidente de Estados Unidos, Joe BidenAFP

Estados Unidos retira su embajada de Kiev, convencida de un ataque inminente de Putin

Biden ordena destruir los ordenadores y que el personal indispensable que quedaba en la legación diplomática, se traslade a a la mayor ciudad del oeste del país, Lviv

Estados Unidos dio un paso más. Washington ordenó el traslado de su embajada de Kiev a la mayor ciudad del oeste del país, Lviv. La decisión es una muestra más de su convicción de que la invasión de Rusia en Ucrania ha entrado en su cuenta atrás.
Este miércoles sería el día D para Estados Unidos. Al menos así lo deslizó hace unos días aunque en las últimas horas parecería que habría una cierta distencisón o ventana para evitar la guerra a tenor de las declaraciones del propio Biden y de Boris Johnson. Los mensajes son contradictorios y se solapan a velocidad de vértigo pero Rusia mencionaba la posibilidad de un acuerdo con Estados Unidos y la OTAN para resolver resolver esta escalada de tensión que podría desembocar en una guerra de dimensiones desconocidas desde a segunda guerra Mundial.
EE. UU. insistía hasta hace unas horas en que en que no ha visto «ninguna señal tangible» de marcha atrás por arte de Moscú. «Una invasión podría empezar en cualquier momento (...). Podría empezar esta semana», reiteró la portavoz adjunta de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
Esa afirmación contrastó con la que hizo poco antes el portavoz del Pentágono, John Kirby, que -informa Efe- reconoció que no creía que el presidente ruso, Vladímir Putin, hubiera tomado todavía una decisión «definitiva» sobre si invadirá Ucrania.
Sin embargo, por «prudencia» y para garantizar la «seguridad de su personal», el Departamento de Estado anunció su decisión de «reubicar temporalmente las operaciones» de la embajada estadounidense desde Kiev a Lviv, a unos 70 kilómetros de la frontera de Ucrania con Polonia.
«Esta medida de precaución prudente no socava en absoluto nuestro apoyo o nuestro compromiso con Ucrania», aseguró el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en un comunicado.
El grupo de diplomáticos que operará desde Lviv (Leópolis) es reducido, porque Estados Unidos ya ordenó el sábado pasado la salida de Ucrania del personal no esencial de su embajada y la suspensión de los servicios consulares.
Trasladar a ese pequeño contingente al oeste del país permite a Estados Unidos mantener presencia sobre el terreno en Ucrania, al tiempo que facilita la posibilidad de evacuarlos -si fuera necesario- hacia Polonia, donde el Pentágono ha ordenado desplegar 5.700 soldados.

Refugios

La semana pasada, la Casa Blanca aprobó un plan por el que esos soldados tenían previsto construir refugios y otras instalaciones temporales en la frontera de Polonia con Ucrania, para ayudar a los estadounidenses que huyeran del país en caso de una hipotética invasión rusa.
Blinken insistió en que la suspensión de operaciones en la embajada en Kiev es «temporal» y que se volverá a ocupar ese edificio «en cuanto lo permitan las condiciones», pero la logística de ese traslado transitorio ya ha supuesto muchos costos.

La orden es destruir los ordenadores

Según el diario The Wall Street Journal, el Departamento de Estado ha ordenado destruir los ordenadores y otros equipos de comunicación en la embajada en Kiev, además de desmantelar el sistema telefónico del edificio, que quedará custodiado por la Guardia Nacional de Ucrania.
Los materiales confidenciales que se guardaban en la embajada llegaron este domingo al aeropuerto de Dulles (Virginia), en las afueras de Washington, junto a 56 trabajadores de la misión diplomática, de acuerdo con un documento interno obtenido por el diario.
Estados Unidos ha advertido de que una invasión rusa de Ucrania podría comenzar con bombardeos aéreos y con un asedio a Kiev, e insiste en que cualquier estadounidense que siga en el país debería marcharse «inmediatamente», mientras aún haya opciones de transporte comercial.
La insistencia de Washington en una posible invasión inminente contrasta con la postura de Ucrania, cuyo Consejo Nacional de Seguridad y Defensa aseguró este lunes que no hay señales de un ataque ruso a corto plazo.
En una rueda de prensa en Kiev, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, criticó además la decisión de Estados Unidos y otras embajadas de trasladar a su personal al oeste de Ucrania, al opinar que «si algo pasa en una parte», eso repercutirá en todo el país.
Pero el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, recalcó que la posibilidad de un ataque militar ruso es «más real que nunca antes», e insistió en que Moscú no ha dado «ninguna señal tangible, real, de desescalada».
«Necesitamos que haya desescalada para que avance la diplomacia», subrayó Price en una rueda de prensa.
El portavoz de Blinken restaba así importancia a la afirmación del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, de que todavía hay posibilidades de alcanzar un acuerdo con Estados Unidos y la OTAN sobre «asuntos clave» de las garantías de seguridad que demanda Moscú.
El mismo mensaje llegó desde la Casa Blanca, donde la portavoz adjunta alegó que Rusia envía «más y más tropas cada día» a la frontera con Ucrania, pero aseguró que «la puerta a la diplomacia está abierta» si Moscú decide atravesarla.
Esas declaraciones de Washington dejaban claro que ha habido pocos avances en la vía diplomática desde la llamada del sábado entre los presidentes estadounidense, Joe Biden, y ruso, Vladímir Putin.
Mientras continúa la batalla del relato entre Estados Unidos y Rusia, que insiste en que no planea atacar a Ucrania, el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, inicia mañana martes una gira por Europa para visitar a las tropas estadounidenses en territorio polaco y lituano.
El secretario de Defensa también participará en una reunión ministerial de la OTAN en Bruselas entre el 16 y el 17 de febrero, anunció el Pentágono

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