Giorgia Meloni junto al sacerdote antimafia don Antonio Coluccia
Giorgia Meloni recibe en el palacio del gobierno a un sacerdote antimafia al que intentaron asesinar en Roma
El sacerdote don Antonio Coluccia está amenazado de muerte por clanes mafiosos de la capital italiana por rescatar a jóvenes de las garras del crimen organizado
Giorgia Meloni recibió este jueves en el Palazzo Chigi, sede del gobierno italiano, al sacerdote antimafia don Antonio Coluccia, agredido el miércoles en un barrio periférico de Roma.
Coluccia fue atacado cuando se encontraba en Tor Bella Monca, uno de los barrios arrasados por la droga en los suburbios de la capital italiana, para participar en una marcha antimafia.
El responsable del ataque ha sido identificado como Sergio del Prete, un drogadicto sintecho italo-bielorruso con antecedentes por posesión de estupefacientes y daños a la propiedad que en el pasado había recibido la ayuda del sacerdote.
Según los medios italianos, Del Prete trató de atropellar a don Antonio, que logró evitarlo gracias a uno de los escoltas que le acompañan desde que fue amenazado de muerte por la mafia.
El escolta se interpuso entre el sacerdote y la moto y, a pesar de ser arrollado por el ciclomotor, pudo hacer fuego con su pistola sobre el agresor y derribarlo.
Del Prete, herido en el brazo por el disparo del escolta, se encuentra ahora custodiado en el hospital, donde se recupera de las heridas.
La policía trata ahora de averiguar si el sintecho actuó por iniciativa propia o por en cargo, y de evaluar su estado mental, por si el ataque se debiera a un episodio de enajenación de una persona drogadicta.
Según un comunicado del Palazzo Chigi, Meloni «expresó al presbítero su pleno apoyo y la máxima solidaridad del gobierno, y le agradeció por su infatigable compromiso contra el crimen organizado, el tráfico de drogas y las acciones ilegales».
Meloni «se informó sobre la situación del territorio donde opera el párroco y renovó el compromiso del Ejecutivo en el combate contra el crimen organizado y en el respaldo a la rehabilitación social y económica».
Después del comunicado del gobierno, Giorgia Meloni publicó un mensaje en su perfil de Twitter donde afirma sentirse «orgullosa de haber recibido hoy en el Palazzo Chigi a don Antonio Coluccia, el sacerdote agredido ayer en Tor Bella Monaca en Roma».
«En nombre del gobierno he querido expresar la máxima solidaridad y el pleno apoyo a la infatigable labor para seguir en su batalla diaria», concluyó el mensaje.
Además de la solidaridad de Meloni, el sacerdote recibió también la llamda del alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, y del Papa Francisco.
El Pontífice, por medio de un comunicado de la Diócesis de Roma, expresó su solidaridad con el sacerdote y el escolta herido.
«Don Antonio, desde hace años, desarrolla su servicio pastoral junto a los jóvenes que viven la lacra de la dependencia de las drogas, haciendo escuchar su voz contra aquellos que continúan sembrando muerte y engaño», señala el comunicado difundido en nombre del Papa.
«Actos intimidatorios como el de ayer no apartarán a don Antonio de su delicada misión. Más bien, lo sucedido animará de forma fuerte a la comunidad civil y al compromiso de creyentes particulares», añade el comunicado.
De hecho, el propio padre Coluccia, durante una conversación telefónica con el ministro del Interior, Matteo Piantedosi, y el jefe de la policía romana, Vittorio Pisani, aseguró, según informa Aciprensa, que «la agresión no me va a detener. Continuaré la lucha que estoy desarrollando contra la delincuencia que controla los epicentros del tráfico de drogas en los barrios de San Basilio, Quarticciolo y Tor Bella Monca».
El trabajo de Coluccia ha permitido la rehabilitación de muchos jóvenes cuyas vidas estaban destrozadas por la droga y sus vínculos con el crimen organizado.
Al mismo tiempo, se ganó el odio de los clanes mafiosos, que lo amenazaron de muerte e hizo imprescindible la protección policial.
Coluccia puso en marcha varias iniciativas de rehabilitación para jóvenes, con centros de acogida e instalaciones deportivas.
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