La alcaldesa socialista de París publica un vídeo en el Sena cuando se encontraba en una isla del Pacífico
Anne Hidalgo intentaba hacer creer que estaba en la capital trabajando cuando seguía de vacaciones en la Polinesia Francesa
La política siempre ha tenido una generosa dosis de propaganda y postureo, una faceta que ha aumentado desde hace años con la generalización de las redes sociales en las estrategias de comunicación política.
La alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, ha dado un paso más y ha mostrado poseer un envidiable don de la ubicuidad al publicar un vídeo en su perfil de Instagram donde aparecía pedaleando en bicicleta junto al Sena en una apacible jornada parisina cuando, en realidad, se encontraba en una paradisíaca isla del Pacífico sur, a 16.000 kilómetros de distancia de la Île de France.
El mensaje que acompaña la publicación no deja lugar a dudas de que la intención de la alcaldesa de París era dar a entender que se encontraba en Francia circulando en bicicleta y dando ejemplo de la necesidad de desplazarse usando un transporte ecológico.
«Cuando los rayos de sol regresan, en París podrás disfrutarlos en bicicleta», señaló Hidalgo.
Sin embargo, rápidamente trascendió que la alcaldesa estaba disfrutando de unos días de asueto en una de las islas de soberanía francesa en el Pacífico, lo que ha desatado una voraz tormenta política en Francia que profundiza el descrédito de la alcaldesa socialista por su catastrófica gestión municipal.
Pero la publicación en Instagram podría ir más allá de un simple reproche por tratar de aparentar que se encontraba en París cuando, en realidad, estaba de vacaciones en el Pacífico.
El opositor conservador en el ayuntamiento de París, Rachida Dati, anunció que llevará el caso a la Fiscalía por un presunto uso de dinero público en este y otros viajes privados de la alcaldesa.
El diario The Times destaca que los billetes de avión, así como los gastos de alojamiento de la alcaldesa y su delegación ascienden a 60.000 euros.
Según señala The Times, una vez se levantó la liebre, trascendió que varias de las publicaciones de los perfiles oficiales de Hidalgo según las cuales estaba trabajando en París ejerciendo sus responsabilidades de alcaldesa, eran en realidad falsas.
En un primer momento, el ayuntamiento reconoció que fue la oficina de la alcaldesa la que pagó los billetes de avión, pero que no hubo malversación de fondos públicos. Después cambió de discurso y aseguró que la alcaldesa se había pagado de su bolsillo el billete de vuelta, correspondiente a la parte personal de su estancia en Polinesia.
Agotados todos los argumentos para justificar lo injustificable, Anne Hidalgo recurrió al victimismo y aseguró que es víctima del «hostigamiento constante, ataques a la vida privada, calumnias, denigraciones, ataques a su legitimidad y amenazas de muerte».