Organizaciones judías y asociaciones de amistad piden a España e Israel que retomen la senda del diálogo
Dos días después de una publicación de la organización ACOM (Acción y Comunicación sobre Oriente Medio) que exigía el boicot al Ejecutivo de Pedro Sánchez en las conmemoraciones del próximo Día Internacional del Holocausto, el próximo 27 de enero, un grupo de veinte comunidades judías, asociaciones de amistad israelo-españolas y grupos culturales han emitido una carta abierta en la que piden a ambos Gobierno «rebajar el tono» y retomar la senda del diálogo para resolver las diferencias políticas ocasionadas por la guerra en Gaza.
La misiva, que ha sido coordinada por el grupo Guesher de judíos españoles, trata de convertirse en un llamado a la cordura en la peor crisis de las relaciones bilaterales en 37 años, o lo que es lo mismo, desde el establecimiento de las relaciones diplomáticas.
«Manifestamos nuestra más profunda preocupación por las relaciones entre España y el único Estado judío del mundo. El tenor y contenido de las declaraciones hechas por el presidente Pedro Sánchez, las reacciones de Israel, y los ecos de la crisis en medios y redes sociales, ponen en peligro unas relaciones cultivadas con esmero a lo largo de casi cuatro décadas en beneficio de los dos pueblos, y hacen peligrar el trabajo que nuestras organizaciones y comunidades han desarrollado durante años en favor de las relaciones entre españoles e israelíes, y entre españoles judíos y no judíos», indican los firmantes.
Entre ellos hay cinco comunidades judías de Madrid, Barcelona, Asturias y Valencia (todas ellas reformistas y masortíes, las corrientes no ortodoxas del judaísmo); cinco grupos y plataformas de acción en la lucha contra el antisemitismo –que se ha disparado en España y todo el mundo desde que Israel comenzó a responder por la vía militar la masacre de Hamás el 7 de octubre–; y ocho asociaciones de amistad bilaterales y de intercambio cultural.
En un «llamamiento urgente» que trata de no entrar en disquisiciones políticas, exhortan a que los Gobiernos de Sánchez y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, «recuperen el diálogo, moderen el tono de sus declaraciones y vuelvan a la normalidad que debería regir en las relaciones entre dos Estados amigos».
Unos lazos políticos que se ven deteriorados por las recurrentes críticas del Gobierno de Sánchez a las acciones de Israel en Gaza. Desde un principio, el ala más radical del Ejecutivo español –Sumar y Podemos– censuró duramente a Israel con acusaciones de «genocidio» y peticiones para la ruptura de las relaciones diplomáticas, que junto a un rampante antisemitismo en el país, condujeron a una queja pública de la embajada de Israel en Madrid a finales de octubre.
Superada la primera quiebra, la visita de Sánchez a Oriente Medio el pasado 23 de noviembre, en la que acusó a Israel de «matanzas indiscriminadas» y de no respetar el Derecho Internacional Humanitario en sus actividades bélicas en Gaza contra la organización terrorista Hamás, el tsunami diplomático concluyó con el llamado a consultas por parte de Israel de su embajadora en Madrid, Rodica Radián Gordon.
«La crisis diplomática ha contribuido a agravar el clima de hostilidad en el que se ven las comunidades judías en España desde el comienzo de la guerra, un momento de grave aumento del antisemitismo», reza el escrito que hace «un llamamiento urgente» a los dos Gobiernos, para «recuperar el diálogo, moderar el tono de sus declaraciones y volver a la normalidad» de «dos países amigos».
Samuel Amselem, uno de los dirigentes del grupo Guesher, que entre 1990 y 2005 trabajó para impulsar las relaciones bilaterales y tender puentes entre las comunidades judías y la sociedad española, dijo a El Debate, «tenemos que recuperar la concordia de años pasados, en las relaciones con Israel». Y cree que «en estos momentos tan difíciles que vivimos, con un aumento brutal del antisemitismo a nivel mundial», se debe recuperar el trabajo para frenar esa lacra: «¡No comprendemos por qué la extrema izquierda ha derivado al antisemitismo!».
La carta de las instituciones judías y asociaciones de amistad sigue a un comunicado hace dos días en el que organización ACOM pidió a los líderes judíos de todo el país que no participen en los actos conmemorativos del 27 de enero por la Jornada Mundial del Holocausto, porque sería «blanquear» la política de Sánchez con respecto a Israel: «Este año no es una conmemoración cualquiera: Israel, el Estado Judío, donde viven la mitad de los judíos del mundo, está en guerra contra aquellos que buscan ejecutar un segundo #Holocausto (..) No debemos permitir que el gobierno de Sánchez se blanquee durante los próximos actos de conmemoración del Holocausto».
Un llamamiento que contrasta con el tono mucho más templado de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE, el máximo órgano representativo del judaísmo español), que ha advertido del creciente peligro del antisemitismo pero, con su tradicional posición conciliadora, no suele entrar en valoraciones políticas sobre la guerra en Gaza o las decisiones de Ejecutivo.
El mes pasado, la comunidad judía masortí Atid (no ortodoxa) rechazó una invitación del Parlamento catalán para asistir a un acto educativo en memoria de las víctimas del Holocausto, por el silencio del órgano legislativo ante el pogromo del 7 de octubre en Israel.
En los últimos dos meses España ha vivido episodios de antisemitismo no vistos en la era moderna, según denunció a El Debate, el presidente de la FCJE, Isaac Benzaquén, como el intento de asalto a una sinagoga en Melilla, el escrache a un hotel propiedad de un israelí en Barcelona, pintadas y lanzamiento de piedras a propiedades e inmuebles judíos, mensajes de odio en redes y el más reciente llamamiento al boicot de comercios judíos en la ciudad de Melilla.