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05 de mayo de 2024

Hermann Tertsch
Hermann Tertsch

Las caídas del guindo

Sánchez llegó a su aparición estelar en Estrasburgo con los nervios maltratados porque lleva muy mal las contrariedades y sus planes de dar un golpe de Estado sin llamar demasiado la atención habían saltado por los aires

Actualizada 04:30

Pedro Sánchez en el Parlamento Europeo

Pedro Sánchez en el Parlamento EuropeoAFP

Ha sido esta una semana de revelaciones. Y sorpresas. Se suele decir que una revelación que acaba con un engaño lleva a «caerse del guindo».
En España muchos se están cayendo del mismo guindo permanentemente y da la impresión de que horas después echan de menos las ramas y corren a encaramarse al árbol una vez más convenientemente engañados a la espera del siguiente trompazo.
Que esta querencia por el suspiro y el «qué decepción» o «jamás lo habría esperado» es una especialidad del ridículo del centroderecha en España ya lo sabe todo el mundo.
Llevan 35 años cayendo del guindo pero ningún golpe merma su amor por el autoengaño. Pero vayamos primero a una revelación en la que cayeron del guindo cientos de extranjeros que no conocen el dicho.
La mayor revelación de todas, al menos la que más consecuencias positivas puede tener para los españoles honrados que quieren acabar con la pesadilla de un jefe de gobierno golpista se produjo en Estrasburgo el miércoles.
Y es la revelación que tuvieron la inmensa mayoría de los 706 eurodiputados de 26 países y sus respectivos gobiernos que creían que Pedro Sánchez era un socialdemócrata chapucero y frivolón pero que, visto lo que hoy circula por Europa y el mundo, pidió tomarse por un personaje razonablemente asumible para que siga tirando este carruaje ya sujeto con herrumbrosos tornillos cuando no alfileres que es la Unión Europea.

Sánchez es un ser extraordinario en el peor sentido del término, una persona que uno encuentra pocas veces en su intensidad de tosquedad y perfidia a un tiempo, un hombre mentiroso, sin escrúpulos

De repente han entendido que lo que habrían aceptado como un ser común, vulgar y asumible gobernando en España no es eso ni mucho menos.
Es un ser extraordinario en el peor sentido del término, una persona que uno encuentra pocas veces en su intensidad de tosquedad y perfidia a un tiempo, un hombre mentiroso, sin escrúpulos pero sobre todo con una violencia interior que no puede prometer ni augurar nada bueno.
Llegó a su aparición estelar en Estrasburgo con los nervios maltratados porque lleva muy mal las contrariedades y sus planes de dar un golpe de Estado sin llamar demasiado la atención habían saltado por los aires.
Los españoles no solo se han dado cuenta de que con la amnistía a los criminales del golpismo del 2017 a cambio de siete votos está perpetrando la destrucción del régimen constitucional de 1978.
Sino que además muchos de ellos han decidido que van a hacer frente al golpista Pedro Sánchez y le harán la vida imposible allá donde puedan y cuando puedan.
Y el golpista solo podrá recurrir ya directamente a la represión porque la capacidad de engaño que ha tenido, mucha desde luego, se ha agotado.

No sabemos lo que realmente sabría de Sánchez antes Von Der Leyen que será, a poco que mejoren las cosas, la siguiente figura en desaparecer del escenario europeo por el sumidero

A Estrasburgo llegó nervioso, se le cayó la careta y ha mostrado por fin su auténtico rostro pétreo a la clase política y periodística europea que se había dejado engañar con facilidad.
Se había dejado engañar por el estafador y mentiroso mayor de la historia de España primero porque es un gran estafador y mentiroso.
Y segundo porque es más cómodo no ver las verdades desagradables en el escenario europeo, que bastantes hay, e ignorarlas suele ser una buena receta para una armonía que siempre revierte en continuidad bien remunerada.
También porque tratar bien a un jefe de gobierno de un país grande como España siempre resulta rentable en la cocina de Bruselas por pésima opinión que se tenga de él.
Más aun si como Ursula von der Leyen se ha establecido una relación de favores mutuos que ha funcionado hasta niveles inauditos y quién sabe si fraudulentos cuando se pregunta por el destino de unos fondos europeos que han llegado a España sin cuestionamiento alguno.
No sabemos lo que realmente sabría de Sánchez antes Von Der Leyen que será, a poco que mejoren las cosas, la siguiente figura en desaparecer del escenario europeo por el sumidero.
Van a pasar muchas cosas en Europa en los próximos seis meses sin duda ante las elecciones del 9 de junio y lo que está claro es que algunas van a ser buenas también para los que creemos que no ha habido gestión más catastrófica, liberticida y dañina para los intereses de los españoles que la Comisión de Úrsula von der Leyen.
La otra revelación ha sido ver lo fácil que digiere el PP un golpe de Estado. Han vuelto a caerse multitudes de sus adeptos de sus guindos respectivos. «¿Cómo es posible?», decían.
Se pasa el PP semanas llamando a la población a salir a las calles porque la patria está en peligro, que lo está, debido a la ley de amnistía que es un golpe de Estado contra la Constitución.
Pide movilización y máxima alerta contra Sánchez, el indigno golpista y el PSOE, contra los comunistas y los separatistas y los terroristas y demás malhechores.
Y al día siguiente de dedicarle todas las diatribas posibles a los criminales que quieren destruir el régimen democrático pactan precisamente con esos criminales todas las comisiones parlamentarias.
Con lo que legitiman a los golpistas de todos los partidos implicados en el crimen. El Partido Popular pacta con PSOE, con Sumar, con Junts y con Bildu y PNV y la madre que los parió.
Eso sí después va a Estrasburgo y dice que es intolerable lo que Sánchez y su banda están haciendo con este desmantelamiento total de las instituciones y la destrucción de Nación y Estado de acuerdo con los peores enemigos de España.
Es posible que la omnipresente propaganda contra VOX y también convicciones muy legitimas les impidan a todos ellos votar a VOX.
Pero cada vez son más los españoles de todos los sectores ideológicos, unos lo saludan otros lo lamentan, que entienden que la dirección del PP ha entrado en la senda de una «oposición leal» que equivale a una «oposición satélite» del poder socialista y que va a ser incapaz de salir de ella.
Y que esa senda –que ya había emprendido Mariano Rajoy, solo sorprendido por la catástrofe económica que derrotó a Rodríguez Zapatero para volver plácidamente al lugar asignado dejando el bolso sorayesco en su escaño–, cimenta y legitima el régimen sin alternancia que están gestando con este golpe de Estado Sánchez, los separatistas y terroristas y los inmensos intereses internacionales que llevan en este proyecto totalitario en España ya veinte años.
Si los golpistas de la alianza criminal que ha forjado Sánchez para su mayoría consiguen que el PP asuma este último gran paso de la transformación del régimen con la misma mansa actitud de servidumbre que todo lo anterior, toda la tarea de enfrentarse al nuevo régimen recaerá sobre una única oposición de fuerzas conservadoras hoy aun minoritarias, difamadas, acosadas y maltratadas en un partido minoritario.
Pero no sería la primera vez que pasa. Tampoco la primera vez que esa minoría acaba moviendo a la mayoría a acabar con la tiranía.
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