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Luis Guillermo Echeverri Vélez
AnálisisLuis Guillermo Echeverri VélezMadrid, Cundinamarca

No se puede soplar y sorber a la vez

No es normal que la cabeza de una nación como Colombia o cualquier posición de responsabilidad del Estado esté en manos de un drogadicto

Actualizada 04:30

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, en Guatemala

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, en GuatemalaEFE

La carta de Leyva se hizo noticia porque la escribió Álvaro Leyva Durán, excanciller de Colombia, notorio representante y miembro de las FARC también, o no.

Pero ojo, sea Leyva o no el que lo dice, ahora el hecho de que el inventor de llamar la corrupción «mermelada», salga a aminorar el fondo del asunto y a defender el fuero presidencial es extraño, y no sé qué autoridad tenga para decirlo, o ¿será para hacerse notar antes de elecciones y/o para tratar de quitarle importancia a lo realmente grave?

Entonces vale la pena una corta reflexión: El tema es muy grave, y no es un asunto personal o de la vida privada de la gente que las decisiones de una nación se entreveren con el vicio. Ojo se trata de Gustavo Petro, el presidente de Colombia y en general esas conductas son causales de suspensión inmediata de funciones.

No es normal que la cabeza de una nación o cualquier posición de responsabilidad del Estado esté en manos de un drogadicto, un borracho o de alguien que presente conductas irregulares o alteradas por problemas que cambien su discernir, así sea esporádicamente y por una sola vez, constituye una irresponsabilidad y una falta grave que demanda retiro inmediato del cargo.

Veamos como en contraste, eso es algo que por ejemplo a un deportista no se le permite, a un médico no se le permite, a un conductor o a un piloto no se les permite, a un cocinero, mesero, operario industrial, no se les permite…. y ¿entonces?

Quienes conducen el Estado en que monta toda la nación, 50 millones de personas, y quienes manejan sus dependencias e instituciones: Borrachos, mariguaneros, adictos a los alcaloides… ¿Es eso normal?

¿Será que está bien porque es tema privado, que cada rato se emborrachen, se llenen la cabeza de mariguana y sahumerios o de bazuco o de cocaína, los que toman las decisiones? No señor, no es así. Eso hay que denunciarlo siempre trátese de quien se trate, y hay que bajarlos y quitarles la moto en el acto.

Los vicios y las adicciones no son «chéveres» son un problema y matan neuronas y personas y destruyen familias. Afectan los referentes y la capacidad de discernir y resolver correctamente y, por tanto, muchas decisiones de personas con ese problema resultan tan insensatas como las expresiones laxas propias de los borrachos o de los mariguaneros.

Realmente me deja pensando todo esto, pues veo que lo que vivimos es solo el producto de los periodos en que hemos estado gobernados por borrachos, mariguaneros y periqueros, que nos han engañado, son adictos y han sabido guardar bien las apariencias, pero que por muy estudiados o por mucho que pertenezcan a las élites o castas superiores del poder, en su doble moral mamerta han dado un ejemplo deplorable cuando el país les ha dado la oportunidad de gobernar o dirigir responsablemente.

Por brillantes que sea una persona, el vicio lo saca del ámbito del deber ser alterándole su buen juicio y volviéndolo permisivo, lo cual lleva directo a infringir la legalidad.

Hemos tenido en el poder todo un gran combo rumbero y vicioso sean ellos de derecha, izquierda o centro

Estamos mal, porque en una buena medida nos han gobernado muchos viciosos irresponsables, unos mamertos y otros abiertamente degenerados como la loca que hoy obra como tirano en 'locombia', y para dolor de un pueblo indefenso y un empresariado trabajador, hemos tenido en el poder todo un gran combo rumbero y vicioso sean ellos de derecha, izquierda o centro, progres, guerrilleros revolucionarios o los camaleones Petro-Santista, el vicio corroe lo que toca y no le importa de la denominación política que sea.

Alternar la rumba y el desjuicio con los cargos de responsabilidad equivale a alterar los parámetros éticos con que se debe conducir una sociedad, un Estado o toda una nación y por eso bien dice el refrán colombiano: «El que se pone a mamar y silbar a la vez, se atraganta».

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