Dos soldados del Ejército belga en Bruselas
El Ejército belga patrullará las calles de Bruselas a partir de abril para combatir el narcotráfico
Lo hará juntamente con efectivos de la Policía federal para combatir la criminalidad relacionada con estas organizaciones delictivas
A partir del 8 de abril de 2026 soldados del Ejército belga patrullarán en compañía de efectivos de la Policía federal algunos de los barrios de Bruselas, capital del país y sede de dos de las principales instituciones europeas como son la Comisión y la Eurocámara. La fecha ha sido elegida para coincidir con la entrada en vigor del nuevo Código Penal.
El objetivo de esta peculiar iniciativa es preciso: combatir la criminalidad relacionada con el narcotráfico en determinados barrios de Bruselas, principalmente en los de Clémenceau y Peterbos en Anderlecht –en el que también tiene su sede el famoso club de fútbol–, la estación del Norte, el parque Bonnevie, en Molenbeek –uno de los más peligrosos de la ciudad y feudo del islamismo radical– y Matongé, cerca de la avenida del Toisón de Oro.
La situación es alarmante desde hace tiempo. La opinión pública internacional pudo comprobarlo el pasado 5 de febrero cuando dos jóvenes encapuchados, armados con armas pesadas y disparando a la salida de la estación de metro Clémenceau. La zona de Clemenceau, en manos de una banda marroquí, es uno de los puntos de venta de drogas de este municipio, al oeste de la capital. Otro se encuentra en Peterbos, donde se produjo un tiroteo en la noche del jueves 6 al viernes 7 de febrero, a los pies de uno de los trece bloques de edificios que conforman la zona de viviendas sociales más grande del país. Fue el cuarto ajuste de cuentas en tres días en la ciudad.
Balance final de la operación criminal: un muerto y tres heridos. En 2024 se registraron 92 tiroteos relacionados con el tráfico de drogas, 60 de ellos en el barrio de Midi. Causaron la muerte de nueve personas y dejaron decenas de heridos. Las bandas luchan por controlar territorios muy rentables: los puntos de venta atraen hasta 800 compradores diarios. La violencia ya era habitual, pero ahora se ha agravado con el uso de armas pesadas. Estas se encuentran en abundancia en el mercado, procedentes sobre todo de la antigua Yugoslavia. Después de Nápoles y antes de Marsella, la capital belga sería la ciudad europea con mayor circulación de armas.
En 2024 se registraron 92 tiroteos relacionados con el tráfico de drogas, 60 de ellos en el barrio de Midi
Y ese balance presentado en el verano de 2024 por las autoridades municipales fue positivo, tras la instauración en Peterbos de un «punto caliente», uno de los quince puntos conflictivos del tráfico en la ciudad, de controles de identidad regulares, la prohibición de acceso a los no residentes y multas para quienes fueran encontrados en posesión de estupefacientes. Tampoco ha sido suficiente la cada vez más firme acción de la Justicia: sin ir más lejos, el pasado otoño, con motivo del juicio del servicio de mensajería cifrada Sky Ecc, el fiscal de Bruselas, Julien Moinil, solicitó y obtuvo 115 condenas con penas acumuladas de 750 años de cárcel.
Unos antecedentes lo suficientemente graves como para que, a nivel federal, los ministros del Interior, el liberal valón Bernard Quintin, y el de Defensa, el nacionalista flamenco Théo Francken hayan anunciado hace diez días el despliegue de militares a partir del próximo 8 de abril. ¿Por qué habrá que esperar seis meses? Además de la entrada en vigor del nuevo Código Penal, está el caso del Código Militar, que le está supeditado. Este código de defensa aún debe debatirse en el seno del Gobierno, el Consejo de Estado aún debe pronunciarse al respecto y, posteriormente, deberá también debatirse en el Parlamento.
Francken, además, no quiere que los soldados patrullen las calles sin poder intervenir. «Sería simplemente peligroso. Se necesita un marco jurídico que permita registrar, pedir el documento de identidad o, si es necesario, esposar a las personas. Es esencial. No se autorizó después de los atentados terroristas. Y no lo volveremos a hacer», según declaró al canal público francófono Rtbf. Esa capacidad de intervención de los militares es el núcleo de la cuestión: el texto que será debatido no define las competencias de los soldados frente a los traficantes. Aún no se sabe si estos militares podrán proceder a detener a traficantes de drogas o esposarlos.