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La presidenta peruana, Dina BoluarteAFP

El Congreso de Perú destituye a la presidenta Dina Boluarte en medio de la crisis política y la ola de inseguridad

En una sesión cargada de tensión y marcada por la unanimidad parlamentaria, el Congreso de la República del Perú destituyó en la madrugada de este viernes a la presidenta Dina Boluarte, declarada en «incapacidad moral permanente». La decisión, aprobada con 118 votos a favor, sin abstenciones ni votos en contra, pone fin a un gobierno debilitado por los escándalos de corrupción, el descontento social y una creciente ola de inseguridad en el país.

Boluarte, quien asumió la presidencia el 7 de diciembre de 2022 tras la destitución de Pedro Castillo, se convierte en la sexta jefa de Estado peruana removida del cargo en menos de diez años, reflejo de la profunda inestabilidad política que atraviesa la nación andina.

La moción de vacancia, impulsada por diversas bancadas del Congreso, se sustentó en cuatro ejes principales: el incremento de la violencia y el crimen organizado, los escándalos de presunto enriquecimiento ilícito, el polémico caso conocido como Rolexgate, y la falta de liderazgo político para afrontar la crisis social y económica. La mandataria no se presentó a la sesión para ejercer su derecho a defensa, lo que fue interpretado por los legisladores como una señal de desinterés y una falta de respeto hacia el Parlamento.

Tras la votación, el presidente del Congreso, José Jerí, asumió de inmediato la jefatura del Estado, en cumplimiento de la sucesión constitucional. En su juramentación, Jerí aseguró que su prioridad será «restablecer la confianza ciudadana, garantizar la continuidad democrática y convocar a elecciones generales en los próximos meses». También hizo un llamado a la calma y al diálogo entre las fuerzas políticas para superar «el ciclo de confrontación que ha paralizado al país».

La destitución de Boluarte provocó reacciones encontradas. Mientras grupos de manifestantes celebraron frente al Congreso con banderas y consignas pidiendo «renovación total del sistema político», otros ciudadanos expresaron escepticismo ante un nuevo cambio de gobierno, temiendo que se repita el patrón de inestabilidad que ha caracterizado al Perú en los últimos años.

Un nuevo capítulo en la inestabilidad peruana

En el ámbito internacional, la Organización de Estados Americanos (OEA) y varios gobiernos de la región manifestaron su preocupación por la reiteración de crisis presidenciales en el país, instando al respeto del orden constitucional y a la pronta convocatoria de elecciones.

La salida de Dina Boluarte marca el cierre de un capítulo convulso iniciado con el intento de autogolpe de Pedro Castillo en 2022. Durante su gestión, Boluarte enfrentó múltiples protestas, acusaciones de violaciones a los derechos humanos y una caída constante en los índices de aprobación. Paradójicamente, fue destituida mediante el mismo mecanismo que la llevó al poder hace casi tres años: la vacancia presidencial.

Con un nuevo presidente interino y un Congreso que vuelve a concentrar el poder político, el país entra en otra etapa de incertidumbre. La ciudadanía, cansada de la inestabilidad y la corrupción, observa expectante si esta vez el cambio abrirá el camino hacia una verdadera recuperación democrática o si será, una vez más, otro episodio en la larga crisis institucional que mantiene a Perú en vilo.