
La velocidad es clave para superar los badenes
Práctico
¿Cómo hay que pasar los badenes con el coche para evitar averías?
Este tipo de elementos son cada vez más habituales, conviene saber que si no están homologados podemos denunciar su colocación y los daños que pueden causar
Los badenes son cada vez más habituales en calles y carreteras españolas. Este tipo de elementos suelen estar en zonas en las que la velocidad esta está anormalmente reducida, ya sean travesías, zonas infantiles, hospitales…
Tal y como ocurre con todos los elementos viales similares, están regulados por los organismos pertinentes para asegurar la homogeneidad de funcionamiento. En España la instrucción técnica para la instalación de badenes, publicada en el BOE en 2008 establece cómo deben ser físicamente y las zonas en las que pueden desplegarse.
Normativa muy clara
Se regula así la forma y función de los conocidos como reductores de velocidad, que a su vez se clasifican en reductores trapezoidales, lomo de asno y reductores prefabricados.

Los badenes deben estar regulados tanto en altura como en longitud
Medidas homologadas
En este caso la altura máxima debe ser de diez centímetros, con un margen de un centímetro. La longitud máxima de la zona elevada o meseta debe ser de cuatro metros, con unas rampas de acceso y salida de entre uno y dos metros.
Los reductores prefabricados de fibra plástica deben tener una altura máxima de tres centímetros y una longitud de 60, con lo cual el efecto sobre el coche es aún más violento, pues suelen colocarse varios de forma consecutiva.

Reductor de velocidad conocido como lomo de asno
Hablemos del tipo de reductor que hablemos, la clave para cuidar la mecánica del coche es pasarlo despacio. En este caso la velocidad es el principal riesgo, pues puede hacernos literalmente volar, lo que puede provocar que rompamos los bajos al caer y la suspensión.
Del mismo modo en caso de rozar con el morro a la entrada o a la salida del badén no es lo mismo hacerlo a baja velocidad que a una velocidad más elevada, pues los daños pueden ser mucho más importantes.
Cómo preparar la dirección
Por último y si damos por hecho que los superamos a baja velocidad tenemos dos alternativas, afrontarlos en perpendicular con las dos ruedas simultáneamente, lo que reparte el esfuerzo entre los neumáticos y amortiguadores de cada eje simultáneamente, o hacerlo en diagonal.
En diagonal resulta mucho más cómodo para los ocupantes y permite que los amortiguadores cumplan con su cometido con mayor suavidad.
Dicho esto conviene recordar que cada maestrillo tiene su librillo, lo que significa que es difícil encontrar una respuesta única a esta cuestión más allá de la verdadera clave, que es superarlos a baja velocidad.