¿Qué es la lluvia de sangre y cuáles son las claves para que no estropee tu coche?

Hace ya dos años que en España sufrimos uno de los fenómenos meteorológicos más raros que hemos visto en décadas: la calima. Se trata de una nube de polvo sahariano en suspensión que se desplaza hasta la península movida por las corrientes de aire y que se convierte en una verdadera amenaza tanto para la salud como para la mecánica y la carrocería de los coches.

Este polvo en suspensión entra al motor del coche junto con el aire, lo que provoca que los filtros del vehículo se atasquen, pues es muy denso y muy fino, esto puede provocar una avería de consideración que en el mejor de los casos nos va a obligar a cambiar los filtros.

Ojo al motor

En paralelo el polvo se acumula en la carrocería de los automóviles, una agresión en toda regla para la pintura, pues la puede rayar y causar arañazos con mucha facilidad, pues es tan fino que se mete por cualquier ranura y posteriormente cuesta mucho limpiarlo.

Cuando en paralelo a un fenómeno de calima se producen chubascos estamos ante un episodio conocido como lluvia de sangre, pues el agua de lluvia adquiere un color rojizo muy peculiar.

Las precauciones

En este caso lo bueno es que el polvo del desierto en suspensión desaparece arrastrado por la lluvia, pero lo malo es que mezclado con el agua se mete por todos los sitios imaginables del automóvil.

Una vez terminado este fenómeno es obligado pegar un buen lavado al coche, un lavado que debe comenzar siempre por un aclarado con agua templada.

De esta forma logramos que los granos de arena microscópicos deslicen hasta el suelo y no arañen la carrocería cuando frotamos con una esponja o en un lavadero automático de rodillos.

Sin duda un momento excepcional para pegarle una buena ducha a nuestro coche y llevarlo al taller si detectamos cualquier pérdida de potencia que puede ocurrir si se atascan los filtros o un aumento anómalo del consumo.