Seguridad
Conforme avanza la electrificación en el mundo, van saliendo a la luz nuevos problemas que generan este tipo de vehículos en el día a día. Por un lado están los relacionados con la duración de la batería, que es mucho menor de la esperada en primera instancia, pues simples gestos como llevar conectada la climatización pueden disminuir la autonomía en un 20 %.
La recarga también se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para fabricantes y usuarios, pues si en condiciones de laboratorio una carga completa puede lograrse en tiempos razonables, entre 30 minutos y una hora, en carretera se multiplica por factores como la temperatura de la batería, que reduce la velocidad de carga.
Más allá de estos contratiempos, nadie había pensado en cómo podía afectar la electrificación a elementos de seguridad vial en carretera como pueden ser los quitamiedos y las barreras de seguridad. Estos elementos están colocados en lugares estratégicos para evitar que los coches se salgan de la carretera y caigan por un barranco o similar.
Hay que tener en cuenta que los vehículos eléctricos disparan el peso hasta un 50 % por encima de lo que estamos acostumbrados, por lo cual nos encontramos con coches en la barrera de los 2.000 kilos con relativa facilidad.
Un automóvil con este peso tiene poco o nada que ver con los vehículos tradicionales, de hecho ya han causado algún problema como la caída de un aparcamiento en Nueva York por exceso de peso.
A raíz de este problema la Universidad de Nebraska ha llevado a cabo un interesante estudio sobre cómo influye el peso de los coches sobre la eficacia de los quitamiedos y guardarraíles, y el resultado ha sido decepcionante.
En este caso, este tipo de elementos de seguridad no son capaces de soportar accidentes con coches eléctricos, por lo que acaban cediendo y pierden su función para evitar que los automóviles se salgan de la carretera.
La Universidad ha llevado a cabo pruebas con un pick up de la marca Rivian (3.000 kilogramos) y un Tesla Model 3 (1.800 kilogramos) con un resultado muy similar, pues en ninguno de los dos casos los quitamiedos fueron capaces de parar a los vehículos, y eso que los impactos fueron a 96 kilómetros por hora.
En el caso del Rivian el problema fue aun mucho más serio, pues el vehículo desplazó las protecciones de hormigón colocadas detrás del guardarraíl, lógico si tenemos en cuenta su peso.
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