El arquitecto de Torreciudad

Corría el año 1996 y no había terminado la carrera de arquitectura cuando tuve la oportunidad de comenzar a trabajar en el estudio de Heliodoro Dols en Zaragoza. No habían pasado ni 25 años de la construcción de Torreciudad y a mí me parecía que llevaba allí toda la vida. Heliodoro me puso un despacho, un ordenador y un teléfono –fijo, no había otros– y sobre todo me hizo partícipe, sin restricciones, de todos los proyectos que allí se estaban cocinando en aquel momento. No era el primer arquitecto que pasaba por allí; por aquel estudio de la calle Menéndez Pidal Heliodoro, con generosidad, ha dado trabajo a unos cuantos arquitectos que pasamos por allí y sobre todo nos ha formado en los inicios del ejercicio profesional.

Aunque había nacido en Valencia, en 1933, su cuna era la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde se licenció en 1959 junto a personajes como Fernando Higueras, Curro Inza y Miguel de Oriol, recientemente fallecido. Y en Madrid también obtuvo el título de doctor arquitecto en 1965. Cuando alguna vez le acompañé a Madrid, se notaba que estaba en casa. En aquellos finales de los 50, se codea con jóvenes artistas como Antonio López, Lucio Muñoz y Luis Feito. Precisamente con la colaboración de Antonio López obtiene el Premio Nacional de Arquitectura en 1965. Quizás por eso será el primer escultor a quien Dols propone para realizar el retablo de Torreciudad, que finalmente realiza el catalán Joan Mayné.

Heliodoro Dols consideraba como su maestro a Fernando Delapuente, ingeniero, pintor y artista. Con él comienza a trabajar en la oficina denominada Estudios de Arquitectura, Ingeniería y Decoración que Delapuente dirigía en la calle Montalbán. Allí se gestó el proyecto de la fábrica de embutidos Postigo en Segovia, realizado junto a Curro Inza. Y allí recibió el encargo del Santuario de Torreciudad.

En los últimos años he buceado en el archivo profesional de Dols, y he descubierto verdaderos tesoros de papel, cartas, planos artesanales, maquetas y fotografías, en los que no había reparado mientras trabajé allí. He descubierto la misma intensidad en el diseño de una gran basílica que en el diseño de una librería. He descubierto un arquitecto con cuajo, un arquitecto que convertía lo ordinario en extraordinario. Ahí queda su legado, bien custodiado en el Archivo General de la Universidad de Navarra. Heliodoro Dols descansa en paz, muchas gracias Heliodoro.

Javier Domingo de Miguel es doctor arquitecto con la tesis La arquitectura de Heliodoro Dols Morell defendida en la Universidad de Navarra en 2022