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Esto lo pagamos nosotros

Hasta hace poco, en España se cumplían las sentencias de los tribunales de justicia. De un tiempo a esta parte, si usted es podemita, independentista catalán o militante abertzale, ya sabe que no opera para usted la coacción de la pena ni los códigos. El Estado de derecho en nuestro país solo funciona con una parte del espectro político, lo que no deja de ser una demostración más de cómo se va deteriorando la calidad de la democracia en España. Desde que Sánchez aceptó gobernar en coalición y con el apoyo de aquellos que no creen en el juego democrático, todo lo que representa el armazón legal de nuestra sociedad, incluidos contrapesos y organismos de trasparencia, está en cuestión. Se envuelven con la bandera de la democracia para atacarla. Mis preguntas son: ¿tiene solución esta degeneración? ¿Funcionan los contrapesos en la España actual? ¿Están a la altura de las circunstancias el Tribunal Constitucional y el Supremo? ¿Qué podemos esperar de la justicia de un país donde la fiscal no guarda ni las formas en materia de independencia y neutralidad? ¿Sabe cuál es el problema, amigo lector? Que, si no fuera porque nos va mucho a usted y a mí, a su familia y a la mía, a su bolsillo y al de todos, nos daría exactamente lo mismo que la degradación y la putrefacción moral a la que asistimos avance de esta manera. Pero no se engañe, esto lo pagamos nosotros. Con nuestro dinero, con nuestra tranquilidad y con el futuro de nuestros hijos. Mientras, ellos cohabitan en sus escaños de seguridad.