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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Un presidente fuera de control

Al atropello de abolir la sedición al dictado de los separatistas se une la revelación de hoy de El Debate de que no informó al Rey en las crisis con Marruecos

En España tenemos un serio problema: un presidente fuera de control. Con una mala leche creciente, nervioso por los malos augurios de las encuestas –las de verdad, no las de su correligionario Tezanos–, Sánchez está incurriendo en comportamientos que desbordan muy de largo lo admisible en una democracia reglada. Está empezando a actuar como un autócrata.

Los precedentes previos a la actual escalada de abusos eran ya deplorables. Estamos hablando de un presidente condenado dos veces por el Tribunal Constitucional por sus abusos en la aplicación del estado de alarma, lo cual en una democracia de solera le habría costado el cargo. Estamos hablando de un presidente que mintió abiertamente en sus promesas electorales y que volvió a hacerlo en lo más agudo de la pandemia. Estamos hablando de un presidente que ha acosado a los jueces y ha manipulado como nunca organismos públicos como el CIS y RTVE. Estamos hablando de un presidente que indultó a unos golpistas que él mismo había ayudado a frenar, por la sencilla razón de que ahora son sus socios y les debe su cargo.

Con semejantes antecedentes parecía difícil que Sánchez pudiese superarse, que fuese capaz de embarrar más la cancha, de erosionar con mayor saña nuestro andamiaje constitucional. Pero está ocurriendo. Sabe que corre el riesgo de perder el poder el año que viene y está desatado. Va reescribir el Código Penal de un día para otro al dictado de los promotores del golpe independentista de 2017, a fin de comprar unos meses más en el poder. Un ataque frontal al Estado. Va a cepillarse el delito de malversación, porque también se lo exige ERC y porque le viene bien para salvar a Griñán de la cárcel (y al PSOE de una mala foto). Estamos ante un presidente que modula el Código Penal al dictado de sus intereses partidistas. Algo impensable hasta la llegada de este político sin límites.

Este martes, El Debate aporta otra prueba de que Sánchez está ya fuera de control, de que ha perdido cualquier sentido de la medida. Según una información exclusiva que firma Antonio Naranjo, Sánchez marginó al Rey en tres crisis con Marruecos y no le informó de nada. Así lo reconoce documentación oficial aportada por la propia Moncloa, a la que ha tenido acceso este periódico tras un año de trabajo del equipo de investigación de Julio y Antonio Naranjo. Es decir: tenemos un presidente del Gobierno de España que está incumpliendo abiertamente el artículo 62.g de la Constitución, que señala que el Rey debe ser «informado de los asuntos de Estado». Desde la ceguera temeraria de su soberbia, Sánchez se burla de sus obligaciones constitucionales para con el Jefe del Estado, porque lo cierto es que cree que en nuestro sistema político solo cabe un astro: él.

Con Sánchez fuera de control y con un PSOE rendido a sus felonías e incapaz de embridarlo, el ciclo electoral del año próximo se torna vital para conservar una España de derechos y libertades y una nación unida. Ya no es una hipótesis, es un hecho: el presidente Sánchez no respeta las instituciones, ni nuestro marco legal e institucional, ni al Rey, ni a los medios de comunicación que no comparten su ideología, ni a los jueces que no se pliegan al imperio de la izquierda. A este ritmo, España ya no sería en puridad una democracia liberal tras cuatro años más de Sánchez. Es grave y quien no quiera verlo debería ir despertando.

El formidable Ingmar Bergman lo denominó «El huevo de la serpiente» y lo contó en una esclarecedora película. Y cuando no se frena a tiempo un día te despiertas compuesto y sin libertad.