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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Madre sólo hay una

Intuía que la mujer de su amado hijo 'caracartón' se iba a llevar un nuevo digusto. Y se ha confirmado. Es lo que tienen las madres, que se adelantan a los acontecimientos. El juez Peinado ha imputado a Begoña Gómez un nuevo delito

He leído con desagrado críticas adversas por la estancia de la madre de Sánchez en la Mareta. Cuando una madre intuye que la flor de su hijo se ha otoñado antes de tiempo, es capaz de hacer cualquier sacrificio por él. Como desplazarse a Lanzarote, con los vuelos llenos, las colas de los aeropuertos y las estrictas normas que imperan sobre los equipajes, porque madre sólo hay una.

Rafael de León, el gran poeta popular sevillano, conde de Gómara y marqués del Valle de la Reina. Culminación de su poema Toíto te lo consiento. El hijo que le da todos los caprichos a su mujer y ella que insiste en desguazar su fortuna. Transcrito del original.

«A la mare de mi arma
la quiero desde la cuna.
¡Por Dios, no me la avasalles,
que mare no hay más que una
y a ti te encontré en la calle!»

Paco Umbral decía que Rafael de León era un García Lorca en miniatura, pero un tramo de su poesía es grandiosa, de arte mayor, barroca y trianera. Y la poesía popular convertida en canciones del pueblo lo tiene como su poeta por definición. Era homosexual y se atrevió, en una sociedad cerrada y tradicional como la de su Sevilla, a cantar sus amores sin cautelas ni complejos.

Madre sólo hay una.

Intuía que la mujer de su amado hijo 'caracartón' se iba a llevar un nuevo disgusto. Y se ha confirmado. Es lo que tienen las madres, que se adelantan a los acontecimientos. El juez Peinado ha imputado a Begoña Gómez un nuevo delito. Malversación de fondos públicos por contratar a su amiga en la Moncloa. Añádase esta imputación a los cuatro delitos anteriores, tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo laboral.

–Mamá, te necesito en La Mareta. Estoy triste. Te puedes traer a Papá. Te mando el avión–.

Vamos a verte inmediatamente. Llevaremos ropa para veinte días. Te quiero, Perico. Madre sólo hay una. Pero me tienes que prometer que no vas a convidar a David para que nos interprete la Balada de las Chirimoyas, que también soy su madre, y madre sólo hay una, pero no entiendo su música y todo tiene un límite-

–Estamos intentando que se vaya a Japón–

–Entonces, cuenta con nosotros. Te lo advertí antes de la boda. Cuidadito con Begoña y sus negocios.

–Ya no hay vuelta atrás, Mami. Ven pronto. Necesito tus mimos y que me cuentes por las noches el cuento del zorro y el pato mandarín.

Y la madre se presentó en La Mareta. Y el padre. Y las amigas de sus hijas. Y el maquillador particular de Perico, un delincuente del maquillaje. Pero la gente, que ya no soporta ni una locura esquizofrénica más, se ha enfadado por la estancia de los padres de Perico, y protesta levantisca e inmisericorde. Ella ha cumplido con el poema de Rafael de León. «Mare no hay más que una».

Y a buen entendedor….