Romance andorrano
«Estamos de acuerdo, Bego./ Pero hay que hacerlo a la espalda/ de toda la ultraderecha/ que está bastante escamada./ Tu y yo nos vamos a Andorra/
en avión, de madrugada,/ y mientras los Reyes pringan/ con la gente de Sanabria...»
Una familia mimosa
del veraneo se cansa.
Mami siempre en la piscina,
Papi pescando con caña
mientras un buzo, en la boca,
un gran anzuelo le engancha
a la lubina más tonta
que nada en aguas canarias.
Volaron a la Península
el cuñado y la cuñada,
las amigas de las niñas,
Illa, Bolaños, Marlasca,
la tía Vicenta Almodóvar
y la perrita de casa
que añora encinas y pinos
de su casita del alma.
(Entretanto, Rey y Reina
llegaron hasta Sanabria,
y bajaron a la calle,
y allí les ovacionaban,
y hablaron con los vecinos
desolados por las llamas).
–Peri, estoy de La Mareta,
hasta el gorro, estoy cansada
de tanto jamón del bueno,
de tanto 'champán' de Francia,
y me han dicho que en Andorra
hay unas tiendas muy caras,
y aún que podemos tirar
de la Visa de la Cátedra,
hay que aprovechar los días
y por qué no, las semanas
antes de que se nos quede
sin euro, fondos ni pasta–.
«Estamos de acuerdo, Bego.
Pero hay que hacerlo a la espalda
de toda la ultraderecha
que está bastante escamada.
Tu y yo nos vamos a Andorra
en avión, de madrugada,
y mientras los Reyes pringan
con la gente de Sanabria,
tu y yo, monería mía
nos largamos a las bravas
a comprar ropa a las niñas
y una barra americana
para adornar el salón
del chalé de Punta Cana.
Pero antes, pero antes,
morenita de mis ansias,
quiero sentir otra vez
tus mimitos en la cama.
Vamos, chimpancete mío,
vamos pues, mi orangutana».
Ellos se fueron a Andorra
y los Reyes, a Sanabria.
del veraneo se cansa.
Mami siempre en la piscina,
Papi pescando con caña
mientras un buzo, en la boca,
un gran anzuelo le engancha
a la lubina más tonta
que nada en aguas canarias.
Volaron a la Península
el cuñado y la cuñada,
las amigas de las niñas,
Illa, Bolaños, Marlasca,
la tía Vicenta Almodóvar
y la perrita de casa
que añora encinas y pinos
de su casita del alma.
(Entretanto, Rey y Reina
llegaron hasta Sanabria,
y bajaron a la calle,
y allí les ovacionaban,
y hablaron con los vecinos
desolados por las llamas).
–Peri, estoy de La Mareta,
hasta el gorro, estoy cansada
de tanto jamón del bueno,
de tanto 'champán' de Francia,
y me han dicho que en Andorra
hay unas tiendas muy caras,
y aún que podemos tirar
de la Visa de la Cátedra,
hay que aprovechar los días
y por qué no, las semanas
antes de que se nos quede
sin euro, fondos ni pasta–.
«Estamos de acuerdo, Bego.
Pero hay que hacerlo a la espalda
de toda la ultraderecha
que está bastante escamada.
Tu y yo nos vamos a Andorra
en avión, de madrugada,
y mientras los Reyes pringan
con la gente de Sanabria,
tu y yo, monería mía
nos largamos a las bravas
a comprar ropa a las niñas
y una barra americana
para adornar el salón
del chalé de Punta Cana.
Pero antes, pero antes,
morenita de mis ansias,
quiero sentir otra vez
tus mimitos en la cama.
Vamos, chimpancete mío,
vamos pues, mi orangutana».
Ellos se fueron a Andorra
y los Reyes, a Sanabria.