¿Conciliadores entre vecinos o mero mercantilismo?

Hace poco en mi trabajo que no viene al caso citar, una señora se desahogó contando los problemas que tenía en su comunidad y añadió que los administradores de fincas urbanas no están para arreglar problemas aunque en las reuniones corporativas su lema es conciliar y mediar entre los vecinos de los inmuebles que tienen a su cargo.

Curiosamente, una conocida tuvo hace poco una reunión de vecinos y para corroborar esa afirmación me hizo un resumen de lo que allí aconteció.

Por lo pronto una propietaria que es arrendadora se quejó amargamente de subir cuotas, derramas y mejoras pese a los ingresos por el inmueble y no satisfecha provocó a otra vecina «porque tenía ganas de decirlo» (sic) a lo Íñigo Mendoza por un suceso hace veinte años y leguleyamente quería realizar un nuevo juicio sobre lo juzgado y además prescrito, aderezado con una alegría inusitada por la muerte de padres ajenos y una constante calumnia y difamación reunión incluida. ¿Qué hizo la administradora según mi conocida? Mirar a otro lado, porque la provocadora en cuestión es íntima amiga suya.

En otro momento también hubo flechas entre los asistentes de ineficacia y poca parcialidad. La administradora, más callada que mudo con angina. Y hasta se expuso que los familiares de la administradora quieren vender a toda costa un piso puerta con puerta con un prostíbulo chino, pero que no saben cómo hacerlo.

La conclusión según mi conocida es que por esa Ley de Administración Horizontal de 1960 son necesarias las administraciones de fincas por la evolución y complejidad de viviendas actuales, pero sí se debería conciliar con imparcialidad la realidad personal con los problemas comunales sin enfatizar lo mercantil.

Al final, las chinas son las vencedoras y a lo suyo.