'A las arandelas', el más célebre villancico/aguinaldo dominicano
El texto mezcla temática sagrada y profana y el villancico adquiere en este caso el carácter de «aguinaldo», la canción popular tradicional que mejor expresa los sentimientos del pueblo dominicano en Navidad
'La noche anterior al nacimiento de Cristo', de Michael Rieser
El villancico/aguinaldo «A las arandelas», cuyo título propiamente dicho es «Cánticos», tiene por autor al más celebrado poeta popular dominicano de todos los tiempos: Juan Antonio Alix (Moca, 1833-Santiago de los Caballeros, 1918); y está dedicado al presbítero don Manuel de Jesús González, cura de la parroquia de Nuestra Señora de la Altagracia de Santiago de los Caballeros.
Su composición data de 1908 (16 de noviembre). Y puesto que el texto mezcla temática sagrada y profana, el villancico navideño adquiere en este caso el carácter de «aguinaldo», la canción popular tradicional que mejor expresa los sentimientos del pueblo dominicano en Navidad.
El original consta de 20 coplas de versos hexasílabos (80, pues, en total) con asonancia en los pares; y al término de cada copla se reitera el estribillo «A las arandelas, a las arandelas, / a las arandelas de mi corazón». De hecho, no hay ninguna correspondencia semántica entre las arandelas y la Navidad (al margen del estribillo, esta palabra solo figura en el verso 80, que cierra el poema («arandelas son»); y, por ello, habría que interpretar la palabra, en el contexto, como una metafórica manifestación de la alegría y fervor religioso proveniente del corazón de cuantos celebran el sentido cristiano de la Navidad. Este es el texto original de Juan Antonio Alix:
A las arandelas
al Niño Jesús
que nació en Belén
y murió en la Cruz.
Estribillo
A las arandelas, a las arandelas,
a las arandelas de mi corazon
2. También alabemos
con suma alegría,
a sus santos padres,
San José y María.
3. Después de alabar
al Rey de los cielos,
con los de esta casa
nos entenderemos.
4. Y les cantaremos
de Dios con la gracia,
deseando a todos
muy felices Pascuas.
5. Y un año feliz
con prosperidad
salud y dinero,
y felicidad.
6. Que el Niño Jesús
muy a bien lo tenga
librarlos a todos
de las malas lenguas.
7. Que los libre el Niño
de los envidiosos,
que hacen mala sangre
y viven rabiosos.
8. Y los libre el cielo
de un vecino malo
que es mucho peor
que un incendio al lado.
9. Señores, ¡silencio!
que el sonido empieza,
de plato y cubiertos,
y arreglos de mesa.
10. Por el agujero
de la cerradura,
ya se siente el bajo
de fritanga pura.
11. Y allá en la cocina,
ruido de sartenes
que sacan del horno
pavos y pasteles.
12. Pues, según señales,
esta gente buena
trata de obsequiarnos
con tamaña cena.
13. Así, pues, señores,
los dueños de casa
abran sus puertas
que el tiempo se pasa.
14. Y al entrar, señores,
mucha precaución,
con los que se meten
sin invitación.
15. Y en los aguinaldos
los pulpos nombrados
se sientan primero
que los invitados.
16. Y al ir a la mesa
los primeros son,
en comer de todo
con mucha ambición.
17. Y son los primeros
en damas sacar
y hasta los registros
los suelen bailar.
18. Entremos, señores,
a esta honrada casa,
saludando a todos
y dando las gracias.
19. Y después de entrar
esa gente buena,
que no tarde mucho
en poner la cena.
20. Así, pues, señores,
sin más dilación
entremos cantando:
arandelas son.
Con el paso del tiempo, las cuatro estrofas iniciales fueron musicalizadas no se sabe por quién, y se suprimieron y añadieron coplas -también de autor desconocido-; entre otras, las siguientes, separadas por idéntico estribillo (téngase presente, no obstante, que el lechón es comida propia de la celebración de la Epifanía en Puerto Rico):
Versión de 'A las arandelas'
que estoy en la calle
y dirá la gente
que esto es un desaire…
[Estribillo],
Allá dentro veo
un bulto tapao,
no sé si será
un lechón asao.
«Dichosos los invitados a la cena del Señor»
Y al margen de elementos folclóricos que han terminado por convertir este «aguinaldo dominicano» en uno de los más celebrados, el texto original resulta muy atractivo tanto desde un punto de vista específicamente religioso como social. La alegría que lo inunda no solo proviene del estribillo, sino también de la musicalidad de las muchas y variadas rimas asonantes de las coplas:
/ú/, copla 1; /ía/, copla 2; /é-a/, copla 3; /á-a/, coplas 4, 13 y 18; /á/, copla 5; /é-a/, coplas 6, 9, 12 y 19; /ó-o/, copla 7; /á-o/, coplas 8 y 15; /ú-a/, copla 10; /é-e/, copla 11; /ó/, coplas 14, 16 y 20; adviértase que hay 5 coplas con asonancia aguda.
Repasemos ahora el contenido de la canción en sus coplas más destacadas. La primera presenta los dos ejes del Cristianismo: la Encarnación del Verbo y su nacimiento en Belén, y su posterior muerte en la Cruz. La voz poética nos invita a «todos» a alabar al Niño recién nacido -a quien en la copla 3 llama «Rey de los cielos»-, a la vez que anticipa la Redención que Jesucristo hizo del género humano por medio de su pasión y muerte.
La alabanza se extiende también -en la copla 2- a sus padres, María y José; y tras estas alabanzas, el sentimiento de alegría se contagia y hace posible una convivencia más entrañable (copla 3: «con los de esta casa/ nos entenderemos»). Y en las coplas 4 y 5 compartimos la felicitación navideña: por un lado, «felices Pascuas» para todos, «con la gracia de Dios» -verso que contiene un leve hipérbaton exigido por la asonancia /á-a/-; y, por otro un «feliz año» -nuevo- que nos traiga «prosperidad, / salud y dinero / y felicidad» (repárese en que el polisíndeton refuerza el contenido semántico de los vocablos que expresan los anhelos compartidos en fechas tan señaladas).
Y a partir de la copla 6 -con el Niño Jesús en el trasfondo- el villancico se convierte en aguinaldo, en cuanto que la temática deja de ser propiamente religiosa y pasa a adoptar un contenido profano, y de índole social, que es donde radica parte de la originalidad del texto, en especial por la forma en que se plantea: crítica a los correveidiles que tanto daño generan con su maledicencia (copla 6); a los envidiosos, apesadumbrados por el bien ajeno (copla 7); a los vecinos fastidiosos, cuyo carácter dañino se compara con un voraz incendio (copla 8).
Y en los tres casos, la voz poética recurre al verbo «librar», en el sentido literal de «preservar de un peligro», acción esta confiada al Niño Jesús, destinado a protegernos contra las «malas lenguas», y contra la envidia, y a facilitarnos las relaciones de buena vecindad.
Y las coplas 9 a 12 presentan los preparativos de la cena navideña: fritanga, pavos, pasteles…; todo listo para recibir a los invitados -la «buena gente», a la que de nuevo se alude en la copla 19- para compartir la celebración. En las copla 13 la voz poética se dirige a los dueños de la casa en que se va a celebrar la cena -y lo hace en plan conativo, de forma apremiante: vocativo+imperativo («señores… abran»)- para que faciliten el acceso a los visitantes; pero, como se declara en la copla 14, las puertas francas exclusivamente para los que han sido invitados: «mucha precaución, / con los que se meten / sin invitación».
Y en las coplas 15 a 17 se lleva a cabo una mordaz crítica contra el oportunismo y la gorronería; contra personas, en contraposición con la «buena gente», que se aprovechan de la generosidad de los demás, y a las que se alude metafóricamente con la palabra «pulpos»; porque buscan los mejores sitios y comen con fruición (copla 16); porque buscan las mejores parejas para la diversión del baile (copla 17); y «son los primeros» -verso repetido en las dos coplas- en exhibir ambos comportamientos.
En la copla 18 se manifiesta la conducta contraria: los que entran en la «honrada casa» lo hacen mostrando gratitud, y esperan educadamente a que se sirva la cena (copla 19): esa es la «buena gente» invitada. El villancico/aguinaldo se cierra entonando todos los comensales el estribillo que se concentra en el último verso (copla 20). Salvando todas las distancias, y puesto que en la cena familiar de Nochebuena lo que se conmemora es el nacimiento de Cristo, nos viene a la menta la frase que se usa en la liturgia católica «Dichosos los invitados a la cena del Señor», e inspirada en el Apocalipsis de San Juan (19:9).