El enviado especial a Roma, Álex Navajas
Roma se prepara para elegir al Papa número 267 en un cónclave sin favorito claro
La sombra de la incertidumbre planea sobre la Ciudad Eterna, que se prepara para el cónclave más numeroso de la historia reciente
Roma, la Eterna, caput mundi, el corazón de la Cristiandad. Aquí se viven las últimas horas antes de que mañana miércoles comience el cónclave que elegirá al Romano Pontífice 267º de la Iglesia católica. 133 cardenales electores -la cifra más abultada de la historia reciente- depositarán su papeleta que legitimará al que deberá regir la Barca de Pedro tras la muerte de Francisco.
Roma bulle de turistas, de peregrinos, de periodistas y de curiosos que, desde la tarde de mañana, acudirán a la plaza de San Pedro para ser testigos de la fumata blanca o negra que brotará de la chimenea de la Capilla Sixtina. Según el color del humo, se sabrá si la Iglesia católica tiene un nuevo Papa o si hay que esperar un poco más.
Hay incertidumbre respecto al candidato que pueda ser elegido: suena Parolin, sí, pero no con la claridad o la contundencia con que sonaban algunos favoritos en pasados cónclaves. Se habla también de la posibilidad de un Papa negro, o de un asiático, o de repetir con un hispanoamericano. Algunos apuntan incluso a un español. Las quinielas están más abiertas que nunca, y nadie se atreve a aventurar quién será el cardenal que aparecerá en la logia de San Pedro convertido en Papa.
Los cardenales han celebrado en la mañana de este martes a puerta cerrada la que se prevé que sea su última congregación para discutir los temas que atañen a la Iglesia católica y en la que los purpurados se escuchan con atención unos a otros para definir quién puede ser el próximo sucesor de Pedro.