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Salud

La aparición de un segundo ictus duplica el riesgo de muerte y de padecer demencia

La experta incide en la importancia del diagnóstico precoz que permite lograr un tratamiento temprano y disminuir el riesgo

Tener dos ictus es aún más grave que solo uno y el riesgo de secuelas es mucho mayor, por lo que hay que establecer «programas de atención primaria y mantenerlos a lo largo del tiempo», afirma la neuróloga de la Unidad de Patología Cerebrovascular del Hospital Universitario Clínico San Carlos (Madrid), Patricia Simal, durante la XI edición de 'Espacio Ictus': «Vida después de un ictus».

La experta incide en la importancia del diagnóstico precoz, que permite lograr un tratamiento temprano y disminuir el riesgo. Además, es fundamental informar a los pacientes y familiares cómo pueden prevenirlo, para que tomen las herramientas necesarias y se hagan responsables del estilo de vida que, «muchas veces, es responsable de esta recurrencia de ictus».

Asimismo, Simal afirma que es importante asegurar que todos los pacientes reciban una atención especializada y establecer programas específicos, para que las recomendaciones en la reducción de los factores de riesgo se prolonguen en el tiempo y haya una adherencia al tratamiento.

Así, Joan Ferri, presidente de la Sociedad Española de Neurorrehabilitación, expone que la rehabilitación requiere de un grupo coordinado de especialistas que sepan trabajar las deficiencias particulares de cada paciente, con el objetivo de recuperar su autonomía. Para ello, Gómez propone realizar actividades como la lectura, la pintura o el deporte que ayuden a recuperar su independencia.

Secuelas invisibles

Las secuelas físicas del ictus son evidentes, pero también existen «secuelas invisibles» que pueden afectar a la funcionalidad y a la calidad de vida del paciente y de su entorno, señala la psicóloga clínica con DCA y presidenta de la Asociación Daño Cerebral Invisible, Aurora Lassaletta.

Estas secuelas son la hiperacusia, apatía, falta de iniciativa, lentitud de aprendizaje, dificultad de expresión, fatiga, rigidez, labilidad emocional o afasia, entre otras. Todas ellas, son similares a los síntomas depresivos y se suelen asociar a los estados de ánimo, a la actitud y al carácter.

Principales preocupaciones

La responsable de proyectos de inclusión en la Fundación Freno al ICTUS, Claudia Trujillo expone que las principales preocupaciones de los pacientes están relacionadas con el miedo a lo desconocido. Con sus nuevas limitaciones, sienten incertidumbre de saber si tienen las herramientas suficientes para poder abordar sus nuevos desafíos, además de tristeza, frustración o rabia por no entender por qué les ha tocado a ellos.

En el ámbito laboral, la mayoría de los pacientes pierden su trabajo después del diagnóstico y, en algunos casos, también influye en la situación laboral de los familiares, que tienen que hacerse cargo de la persona afectada.

Así, este problema conduce también a un impedimento económico. La rehabilitación supone un gasto elevado para las familias y algunos pacientes no pueden rehabilitarse porque no tienen dinero para ello.

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