Los síntomas de la hepatitis B son silenciosos, pero sus efectos devastadores
Infoveritas
Por qué es tan grave la Hepatitis B y cómo se puede prevenir
Estados Unidos ha revocado la estrategia de inmunización universal vigente desde 1991, la cual estaba orientada a proteger a todos los recién nacidos frente a una posible infección
El pasado jueves 4 de diciembre, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, por sus siglas en inglés) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos modificó las recomendaciones sobre la vacunación contra la hepatitis B en recién nacidos.
Esta nueva orientación, que ha generado una intensa controversia en el ámbito sanitario estadounidense, establece que únicamente deben recibir la vacuna al nacer aquellos bebés cuyas madres sean portadoras del virus o cuyo estado serológico sea desconocido. De este modo, se reemplaza la estrategia de inmunización universal vigente desde 1991, la cual estaba orientada a proteger a todos los recién nacidos frente a una posible infección.
La medida ha suscitado una notable preocupación entre expertos y asociaciones médicas. Entre los principales críticos se encuentra la Asociación Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), que ha expresado su rechazo de manera categórica:
«Retrasar la dosis de nacimiento de la vacuna contra la hepatitis B conduciría a un aumento de las infecciones sin ningún beneficio para la seguridad o la eficacia de la vacuna», advirtió la entidad. Esta declaración se enmarca en un contexto de inquietud ante el posible incremento de contagios en la población infantil.
Causas de la hepatitis B
Para comprender la dimensión del problema, conviene recordar qué es la hepatitis B y por qué constituye un riesgo sanitario considerable. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la hepatitis B como una infección hepática causada por el virus homónimo, cuya transmisión puede producirse por contacto con sangre contaminada, relaciones sexuales sin protección, uso compartido de jeringuillas o por vía perinatal, es decir, de madre infectada a hijo durante el embarazo o el parto.
Desde la Fundación de la Hepatitis B se advierte de que, si bien la mayoría de los adultos infectados logran eliminar el virus de manera natural, los casos de infección en bebés y niños pequeños son mucho más propensos a evolucionar hacia formas crónicas.
En efecto, se estima que un 90 % de los recién nacidos contagiados y cerca de la mitad de los niños infectados entre uno y cinco años desarrollarán una infección crónica. En contraste, entre los adultos el porcentaje se reduce al 5-10 %, lo que significa que la gran mayoría logra superar la enfermedad sin complicaciones duraderas.
Apenas tiene síntomas
Uno de los mayores peligros de esta infección radica en su carácter asintomático en muchas ocasiones, lo que favorece su propagación inadvertida. En determinados casos, la infección progresa silenciosamente, atacando al hígado hasta provocar insuficiencia hepática, cirrosis o incluso cáncer hepático.
En este escenario, la prevención se convierte en la herramienta más eficaz frente a la hepatitis B. La vacuna es, de hecho, el principal escudo frente al virus, y su administración en edades tempranas ha demostrado ser altamente eficaz.
En España, la inmunización contra la hepatitis B está plenamente integrada en los calendarios vacunales oficiales, tal como se detalla en la página de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Se trata de una vacuna inactivada, que se suministra tanto de forma individual como combinada. En los recién nacidos y adultos, se administra en formulación monocomponente. En los lactantes, forma parte de la vacuna hexavalente que se inocula a los 2, 4 y 11 meses de vida.
Adicionalmente, la vacuna también se presenta en combinación con la de la hepatitis A, en un esquema de tres dosis: al inicio (0 meses), al mes y a los seis meses.
Para los recién nacidos cuyas madres son portadoras del virus, se aplica un protocolo específico que incluye una dosis extra de la vacuna inmediatamente después del parto, junto con la administración de gammaglobulina específica. Esta combinación busca ofrecer protección inmediata y evitar el contagio vertical durante las primeras horas de vida.
En definitiva, mientras que en Estados Unidos se reabre el debate sobre la pertinencia de la inmunización universal al nacimiento, en España el consenso médico mantiene firme su compromiso con una estrategia de prevención amplia, destinada a proteger desde los primeros meses de vida frente a una de las infecciones hepáticas más graves y silenciosas. Queda por ver cómo evolucionará la controversia en el país norteamericano y si otras naciones revisarán también sus políticas al respecto.