Close-up of woman breastfeeding her small son

Una mujer alimentando a su hijo

Los beneficios de la leche materna más allá del primer año de vida

La evidencia científica reconoce los beneficios que aporta tanto al lactante como a la madre

Los expertos coinciden en que la lactancia materna es la forma natural y más saludable de alimentar a los bebés. La evidencia científica reconoce los beneficios que aporta tanto al lactante como a la madre. Para el niño es un factor protector frente a diversos procesos infecciosos, el asma o la dermatitis atópica, enfermedades crónicas como la Diabetes Mellitus tipo 2 o trastornos cardiovasculares, así como contra la leucemia, la enterocolitis necrotizante, la enfermedad celíaca y otras enfermedades inflamatorias intestinales. Mientras que para la madre dar el pecho favorece la involución uterina y disminuye la hemorragia postparto, reduce el riesgo de cáncer de ovario y mama, hipertensión, Diabetes Mellitus tipo 2 e infarto de miocardio, además de facilitar la recuperación del peso al inicio del embarazo.
La Dra. Violeta Fajardo Martín, profesora de Ciencias Farmacéuticas y de la Salud (Área de Nutrición) de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo-CEU, resuelve asegura que la leche materna «es el alimento diseñado por la naturaleza como la única manera de cubrir todas las necesidades nutricionales, calóricas e inmunológicas para el ser humano, sea el recién nacido prematuro o a término, para asegurar un adecuado crecimiento y desarrollo. La composición de la leche materna es específica de cada mujer y de cada hijo. Esta se adapta a las necesidades del lactante según éste va creciendo o enferma».

La calidad de la leche materna

La doctora resalta que la calidad de la leche materna no depende de la dieta de la madre y aunque esta esté desnutrida o consuma una dieta desequilibrada, las células que se encargan de fabricar la leche extraen de las reservas maternas todo lo necesario para que no le falte de nada al bebé.
Es común, sobre todo en madres y padres primerizos, dudar si el bebé amamantado está comiendo lo suficiente por si la mujer no produce la cantidad de leche suficiente.

La cantidad de grasa en la leche humana aumenta a partir del año de vida del bebé con respecto a los primeros meses
Dra. Violeta Fajardo Martín

En este sentido, el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría apunta como signos generales: «El bebé se alimenta de manera adecuada al ver que está contento, duerme tranquilo una o dos horas seguidas y no parece enfermo». Además, son signos de una efectiva transferencia de leche materna mojar más de seis pañales diarios, con una orina diluida de color claro sin apenas olor y escuchar cómo traga leche el lactante tras la succión. También podemos comprobar en bebés bien alimentados que hacen caca, siempre teniendo en cuenta que las cantidades y número de defecaciones con lactancia materna es muy variable, asegura Fajardo.

Lactancia a demanada

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y numerosas asociaciones científicas nacionales e internacionales (entre ellas la Asociación Española de Pediatría) recomiendan y fomentan la lactancia materna exclusiva los seis primeros meses de vida y, continuar con la lactancia materna a demanda, junto con otros alimentos, hasta los 2 años o más, pudiendo mantenerla todo el tiempo que madre e hijo deseen. Por tanto, no hay establecido un límite superior para finalizar la lactancia.
La leche materna no pierde sus propiedades con el paso del tiempo. La cantidad de grasa en la leche humana aumenta a partir del año de vida del bebé con respecto a los primeros meses, resultando un alimento completo y nutritivo para un lactante mayor y de mejor calidad que la leche de fórmula o de vaca. Por tanto, no existe nada más adecuado que la leche materna para el bebé, independientemente de su edad.

A través de la leche materna, un bebé mayor de un año cubre un tercio de sus necesidades calóricas y proteicas diariasDra. Violeta Fajardo Martín

A través de la leche materna, un bebé mayor de un año cubre un tercio de sus necesidades calóricas y proteicas diarias, sobre todo durante períodos de enfermedad, además de una cantidad muy importante de vitaminas y minerales. Por otro lado, los niños mayores que toman pecho siguen disfrutando de los beneficios inmunológicos de la leche materna, con una menor incidencia de infecciones para su edad que los que no son amamantados. Según la Asociación Española de Pediatría no se han evidenciado riesgos físicos ni psicológicos en niños que toman pecho por encima de los 2-3 años de edad.
La duración de la lactancia materna también está implicada en un mejor desarrollo emocional y psicosocial del niño. A mayor duración, se ha descrito una menor incidencia de maltrato infantil, una mejor relación con los padres en la adolescencia, una mayor percepción de cuidado y una mejor salud mental en la vida adulta.
Así mismo, no se ha demostrado relación entre lactancia materna prolongada y malnutrición en países en desarrollo, ni tampoco está demostrada su relación con la caries infantil.
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