Un hombre se refresca en una fuente en Sevilla

Un hombre se refresca en una fuente en SevillaGTRES

Qué es el estrés térmico y cómo se diferencia con el golpe de calor

Este trastorno puede provocar una descompensación en personas con enfermedades crónicas​

Estos últimos días se ha registrado una de las mayores olas de calor de la historia. Los termómetros están superando sus máximas y parecen no dar ningún tipo de tregua. En los seis primeros días de la ola de calor de julio se han notificado 510 muertes. Estas temperaturas pueden provocar en las personas náuseas, mareos, desmayos, calambres o fatiga y no se identifican con un golpe de calor, sino con estrés térmico.
Aunque no es un término muy conocido, cada vez es más frecuente y no hay que pasarlo por alto, ya que, según explica la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el estrés térmico puede provocar una descompensación en personas con enfermedades crónicas, que al no ser conocedoras de este fenómeno, achacan el empeoramiento al calor lo que puede acarrear consecuencias sobre su enfermedad.
Es muy complicado saber qué trastorno estamos sufriendo, por ello, y para prevenir cualquier tipo de síncope o consecuencia.
Según explica la BBC, una de las principales situaciones que ocurre cuando nos exponemos a altas temperaturas es que los vasos sanguíneos se dilatan y se abren a medida que el cuerpo se va calentando. El corazón trabaja más para llevar la sangre al resto del cuerpo, lo que puede causar síntomas como sarpullido con picazón o pies hinchados.
Sudar también provoca una pérdida de líquidos y sal que combinada con una presión arterial baja hace que te dé un golpe de calor.

Diferencias

El estrés térmico se trata de un trastorno derivado de la temperatura extrema. Es una consecuencia de la temperatura a la que los trabajadores pueden estar expuestos en su puesto de trabajo a causa del uso o mal uso del aire acondicionado. Si existe estrés térmico en una persona se pueden apreciar los siguientes síntomas:
  • Decaimiento.
  • Cefalea.
  • Fatiga.
  • Irritabilidad.
  • Dolor de garganta.
  • Disfonía.
  • Tos.
Por otro laso, el golpe de calor es un aumento brusco y sostenido de la temperatura corporal. Cuando el cuerpo supera una temperatura superior a 40 grados, el sistema nervioso central comienza a producir alteraciones para ajustar los valores del cuerpo. Sus síntomas son:
  • Temperatura corporal elevada por encima de 40 grados centígrados.
  • Piel enrojecida y seca.
  • Piel y cuerpo calientes.
  • Cefalea intensa.
  • Somnolencia.
  • Sed intensa.
  • Náuseas.
  • Confusión.
  • Mareos y pérdida del conocimiento.
  • Convulsiones.
  • Muerte.
Si no se trata y no se toman las medidas oportunas, la persona que padece un golpe de calor puede fallecer. La mortalidad puede ser incluso superior al 70 % de los casos, generalmente por situaciones de fracaso multiorgánico (F.M.O.).

Cómo evitar el estrés térmico

Para prevenir el estrés térmico lo primero que hay que hacer es tratar de disminuir la temperatura corporal. Para ello la persona debe quitarse algo de ropa y coger algo con lo que abanicarse.
También es recomendable que comience a beber agua fresca –a 12 grados de forma frecuente y en pequeñas cantidades, de un vaso cada 15-20 minutos– y evitar en todo caso bebidas azucaradas y alcohol. En el caso de que no mejore, debe adoptar una postura semisentada para facilitar la respiración y colocar una compresa mojada en la frente, nuca y cuello.
Si ninguna de las recomendaciones anteriores funciona, la persona afectada debe acudir inmediatamente al médico para que le trate un especialista y evalúe su caso.

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