violencia

Las asociaciones variaron en función del diagnóstico psiquiátricoGTRES

Un estudio asocia un medicamento cardíaco con la reducción del comportamiento violento

Los periodos de tratamiento con beta-bloqueantes se asociaron con un riesgo de un 13 % menor de ser acusado de un delito violento por la policía

La reducción de la violencia es posible. Y lo es gracias a los bloqueantes beta adrenérgicos (beta-bloqueantes). Así lo certifica un estudio que ha comprobado una reducción de la violencia en las personas que utilizan agentes en comparación con los periodos en los que no toman la medicación.
Estos resultados, publicados en la revista de acceso abierto PLOS Medicine, se confirman en otros estudios. Así, los betabloqueantes podrían considerarse una forma de controlar la agresividad y la hostilidad en personas con trastornos psiquiátricos, señalan sus autores.
Los betabloqueantes se utilizan para tratar la hipertensión, la angina de pecho y los episodios cardiovasculares agudos, la insuficiencia cardíaca y las arritmias, así como la migraña, los síntomas del hipertiroidismo y el glaucoma. Suelen utilizarse para la ansiedad y se han sugerido para la depresión clínica y la agresividad, pero las pruebas son contradictorias y se han relacionado con un mayor riesgo de comportamiento suicida, aunque las pruebas no son concluyentes.
Seena Fazel, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), y sus colegas del Instituto Karolinska (Suecia) investigaron los resultados psiquiátricos y conductuales: hospitalizaciones por trastornos psiquiátricos; conductas suicidas y muertes por suicidio; y acusaciones de delitos violentos. Compararon a 1,4 millones de consumidores de beta-bloqueantes en Suecia con ellos mismos durante periodos medicados y no medicados en un periodo de ocho años, entre 2006 y 2013.
Los periodos de tratamiento con beta-bloqueantes se asociaron con un riesgo un 13 % menor de ser acusado de un delito violento por la policía, que se mantuvo constante en todos los análisis. Además, se notificó un riesgo un 8 % menor de hospitalización debido a un trastorno psiquiátrico, así como una asociación un 8 % mayor de ser tratado por comportamiento suicida.
Sin embargo, estas asociaciones variaron en función del diagnóstico psiquiátrico, los problemas psiquiátricos anteriores, así como la gravedad y el tipo de afección cardiaca para cuyo tratamiento se utilizaban los betabloqueantes.
Investigaciones anteriores han relacionado los eventos cardíacos graves con un mayor riesgo de depresión y suicidio, y estos resultados podrían sugerir que la angustia psicológica y otras discapacidades asociadas con problemas cardíacos graves, más que el tratamiento con beta-bloqueantes, aumenta el riesgo de eventos psiquiátricos graves. En análisis secundarios, las asociaciones con la hospitalización fueron menores para los trastornos depresivos mayores, pero no para los trastornos de ansiedad.
Para comprender el papel de los betabloqueantes en el tratamiento de la agresividad y la violencia, se necesitan más estudios que incluyan ensayos controlados aleatorizados. Si éstos confirman los resultados de este estudio, podría considerarse el uso de betabloqueantes para tratar la agresividad y la violencia en algunos individuos.
Fazel añade que «en un estudio real de 1,4 millones de personas, los betabloqueantes se asociaron a una reducción de los delitos violentos en individuos con trastornos psiquiátricos. Reorientar su uso para controlar la agresividad y la violencia podría mejorar los resultados de los pacientes», concluye.
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