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Una manipulación inadecuada de las lentillas pueden desencadenar afecciones oculares de gravedad

Cómo usar y limpiar correctamente las lentillas: guía para evitar infecciones

Una manipulación inadecuada o la falta de higiene pueden desencadenar afecciones oculares de gravedad

El uso de lentes de contacto se ha consolidado como una alternativa práctica y estética frente a las gafas, ganando cada vez más adeptos en España. Según datos recogidos en la Encuesta Europea de Salud del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 24 millones de personas mayores de 15 años en el país —el 61 % de la población— emplean gafas o lentillas. No obstante, esta tendencia al alza implica también la necesidad de concienciar sobre su uso correcto, ya que una manipulación inadecuada o la falta de higiene pueden desencadenar afecciones oculares de gravedad.

Tal como advierte la doctora Amina El Rubaidi, jefa del servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Sanitas Virgen del Mar y codirectora en el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, «las personas que las utilizan de forma inapropiada se enfrentan a problemas graves como conjuntivitis, queratitis o úlceras corneales». Estas dolencias, añade, «causan dolor, enrojecimiento y visión borrosa, e incluso pueden provocar daños permanentes si no se tratan a tiempo». Por esta razón, subraya la importancia de consultar con un especialista ante cualquier anomalía ocular.

Con el objetivo de fomentar una correcta higiene visual y evitar complicaciones, la doctora El Rubaidi ha enumerado una serie de pautas fundamentales para el uso responsable de las lentes de contacto:

Higiene previa al uso

Es esencial lavarse las manos con agua y jabón antes de tocar las lentillas, asegurándose de secarlas completamente. Esta medida básica previene el contacto con virus, bacterias u hongos que podrían provocar infecciones.

Colocación ordenada

Extraer las lentillas del estuche siempre en el mismo orden —por ejemplo, comenzando por el ojo derecho— contribuye a establecer una rutina y evita errores en caso de que cada lente tenga una graduación diferente. Además, se deben manipular con cuidado para no dañarlas, ya que están fabricadas con materiales muy delicados.

Revisión antes de usarlas

Antes de colocarse las lentes, es necesario comprobar que estén limpias y libres de partículas o residuos como pelusas o pestañas. Un examen visual rápido puede prevenir molestias o lesiones.

Evitar dormir con ellas puestas

A menos que sean lentillas específicamente diseñadas para uso prolongado, no se recomienda dormir con ellas. Durante el sueño, la oxigenación del ojo disminuye, lo que puede favorecer la aparición de infecciones o aumentar la sequedad ocular.

Pausas ante irritación

Si se experimenta incomodidad, irritación o sequedad, es conveniente retirarse las lentillas y utilizar gafas temporalmente, permitiendo así que los ojos se hidraten y se recuperen de forma natural. Insistir en llevarlas a pesar de las molestias puede dañar la superficie ocular.

Protegerse del agua

Las lentes de contacto deben retirarse antes de ducharse o sumergirse en piscinas o spas. Aunque el agua pueda parecer limpia, contiene microorganismos que pueden adherirse a las lentes, comprometiendo la salud ocular. Además, el contacto con agua puede deformar las lentes y restarles eficacia y comodidad.

Consejos de profesional

Junto a estas recomendaciones de uso, la especialista incide también en la importancia de mantener una rutina de limpieza adecuada. Para ello, ofrece los siguientes consejos:

  1. Emplear un estuche apropiado, en buen estado, que cierre correctamente y permita distinguir entre la lente de cada ojo.
  2. Utilizar exclusivamente las soluciones recomendadas por profesionales sanitarios. Las fórmulas específicas están diseñadas para limpiar y conservar las lentillas en condiciones óptimas, mientras que los remedios caseros pueden ser peligrosos.
  3. Respetar la vida útil de cada tipo de lente. Las lentillas diarias deben cambiarse cada día, las semanales una vez por semana, y las mensuales el primer día de cada mes. Para no olvidar el recambio, se sugiere fijar una fecha concreta o configurar un recordatorio en el teléfono móvil.

En definitiva, un uso adecuado de las lentes de contacto no solo mejora la experiencia visual, sino que también protege la salud ocular a largo plazo. La prevención y la atención temprana son clave para evitar complicaciones que, en algunos casos, podrían resultar irreversibles.

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