Una mujer quita del cepillo el pelo que se le ha caídoGetty Images | aquaArts studio

Frente amplia o alopecia: cómo detectar los síntomas de esta enfermedad que afecta más a las mujeres

La alopecia frontal fibrosante es una enfermedad compleja, de evolución lenta pero irreversible

Percibir un clareamiento progresivo en la zona frontal del cuero cabelludo es una situación más frecuente de lo que comúnmente se cree. No obstante, lo que muchas personas desconocen es que podría tratarse de una forma específica de pérdida de cabello: la alopecia frontal fibrosante. Así lo indican desde Hospital Capilar, entidad destacada en el ámbito de la salud capilar en España, que subraya la importancia de identificar correctamente esta patología.

Según explica el doctor Leone, especialista de esta clínica, «la alopecia frontal fibrosante (AFF) es un tipo de alopecia cicatricial de etiología autoinmune que cursa con una pérdida progresiva del cabello de la zona frontal, de las patillas y sienes, produciendo una retracción de la línea de implantación debido a la destrucción irreversible de los folículos pilosos». Este trastorno, añade, también puede conllevar la desaparición de las cejas e incluso del vello corporal.

Esta enfermedad afecta principalmente a mujeres, sobre todo a aquellas que atraviesan la etapa posmenopáusica, aunque no se descarta su aparición en hombres. Desde Hospital Capilar aclaran que se trata de una patología autoinmune en la que el sistema inmunitario identifica erróneamente las unidades foliculares como agentes extraños y las ataca, desencadenando una inflamación crónica que provoca la destrucción de los folículos y cambios cicatriciales en el cuero cabelludo.

Alopecia frontal y androgénica

El doctor Leone destaca que una de las señales más evidentes es la retracción progresiva de la línea de implantación, fenómeno que muchas pacientes asocian a una frente más amplia. A ello puede sumarse la pérdida de las cejas, lo cual puede servir de indicio de la presencia de esta forma de alopecia. Además, suelen aparecer síntomas como picor, enrojecimiento e inflamación en la zona afectada.

En estos casos, remarca, es imprescindible acudir a un profesional especializado que, mediante una exploración clínica y el uso de técnicas como la dermatoscopia, pueda emitir un diagnóstico certero. «En casos muy puntuales, también es posible realizar una biopsia del cuero cabelludo para aquellos casos muy incipientes donde el diagnóstico no es tan evidente», matiza el doctor.

Frente a una caída de cabello fisiológica, como la provocada por un efluvio estacional, que generalmente no compromete de forma visible la densidad ni la línea frontal, la alopecia frontal fibrosante sí produce un deterioro notorio de esta zona. No obstante, aclara que existen excepciones y que incluso pueden coincidir varios tipos de alopecia en un mismo paciente, lo que hace indispensable una evaluación individualizada.

Aunque ambas comparten componentes hormonales y genéticos, presentan manifestaciones distintas. En el caso de la alopecia androgénica femenina, la pérdida de densidad suele ser difusa o concentrarse en la zona de la raya del peinado, pero la línea de implantación suele mantenerse intacta. En cambio, en la frontal fibrosante, es precisamente esa línea la que se ve más comprometida.

Asimismo, el patrón de distribución difiere entre ambos tipos: mientras que la alopecia androgénica es más común en varones, la alopecia frontal fibrosante presenta una mayor prevalencia entre mujeres, especialmente en edades avanzadas.

Actualmente, no existen rutinas cotidianas que puedan prevenir ni detener de forma significativa esta enfermedad. No hay, hasta la fecha, un tratamiento curativo. Por ello, insiste el doctor Leone, es fundamental un diagnóstico precoz y la implementación temprana de una terapia específica.

«Este tipo de tratamientos están dirigidos a reducir la inflamación con fármacos, que pueden ser tópicos, inyectados u orales en función del caso. Es muy importante un seguimiento crónico por el especialista capilar para ajustar el tratamiento en función de la actividad de la enfermedad y un seguimiento fotográfico», puntualiza el experto.

El objetivo de las terapias no es recuperar el cabello ya perdido, ya que el daño folicular es irreversible, sino frenar el progreso de la alopecia y mantener bajo control la inflamación crónica.

¿Se pueden hacer microinjertos?

En casos muy concretos, especialmente cuando la enfermedad se encuentra estabilizada, puede considerarse la reconstrucción quirúrgica mediante microinjerto capilar. Sin embargo, el doctor Leone advierte de que «hay posibilidades de reactivación de la enfermedad sobre el pelo trasplantado y pérdida de cierto porcentaje del mismo a los cinco años de la cirugía». Aun así, si se realiza un seguimiento estricto y se administran tratamientos complementarios tras la intervención, es posible prolongar la supervivencia del injerto al mantener la inflamación controlada.

En definitiva, la alopecia frontal fibrosante es una enfermedad compleja, de evolución lenta pero irreversible, cuya detección y tratamiento tempranos resultan cruciales para evitar daños mayores. La clave está en la vigilancia activa, la consulta con especialistas cualificados y la aplicación de terapias adecuadas a cada caso.