Un gin tonic o cinco cervezas, qué es más saludable

La cerveza es una de las bebidas más consumidas en España y forma parte de cualquier reunión de amigos; sin embargo, son las bebidas de alta graduación como la ginebra las que se llevan la palma al caer la tarde, sobre todo tras una cena o quedada nocturna.

La nutricionista Ruchi Bhuwania Lohia, especialista en longevidad, ha reabierto la polémica al afirmar que la segunda es más saludable que la compuesta a partir de cebada. En un artículo publicado en Daily Mail explica que cambiar las bebidas como la cerveza por licores claros como la ginebra puede ser más beneficioso para el intestino y la cintura. La nutricionista afirma que un chupito de ginebra aporta unas 50 calorías, en comparación con las aproximadamente 130 calorías de una copa mediana de vino tinto o blanco o las 200 a 300 calorías de una pinta de cerveza.

«Si cambias cinco pintas de cerveza por gin tonics será una buena decisión, porque tiene menos calorías y no provoca hinchazón», afirma Lohia. La nutricionista, que cuenta con más de un millón de seguidores en Instagram, añade: «Las bebidas alcohólicas claras son más fáciles de metabolizar, lo que supone menos estrés para el cuerpo» aunque advierte que «beber cualquier bebida alcohólica en lugar de una bebida sin alcohol sigue sin ser una buena elección».

¿Buena para la digestión?

Sobre si aporta algún beneficio tomarse un gin tonic después de comer para favorecer la digestión, los expertos lo tienen claro: no existen estudios que demuestren que la mezcla de ginebra y tónica favorezca la digestión. Pese a lo extendida que está esta idea advierten que los ingredientes de un gin tonic no aportan ningún beneficio para la salud.

Así se pronunciaban el médico y experto en nutrición y salud metabólica Jesús Vázquez Martínez en el pódcast Morir de éxito de Miguel Ángel Ferrer. Durante la conversación el experto desmontó el mito y recordó el elevado contenido de azúcar presente en la tónica.

Según explicó, una lata de tónica equivale aproximadamente a siete terrones de azúcar, una cantidad que la convierte en una opción poco recomendable para el consumo habitual, especialmente después de comidas copiosas.