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24 de abril de 2024

El Embalse de la Viñuela en la provincia de Málaga se encuentra en situación de sequía grave al haber superado el umbral de 41,5 hectómetros cúbicos

El Embalse de la Viñuela en la provincia de Málaga se encuentra en situación de sequía grave al haber superado el umbral de 41,5 hectómetros cúbicosEFE

Clima

La ausencia de lluvias siembra de dudas la gestión que hace España de su agua

Los ecologistas dicen que la situación es preocupante ante el avance de la sequía y el aumento del consumo y la demanda de agua

2022 ha comenzado con una prolongada ausencia de lluvias que va vaciando la capacidad de los embalses al mismo tiempo que alimenta el debate sobre la gestión del agua.
Mientras se mira hacia el cielo, muchos son los interrogantes que se abren según se encadenan los días sin agua caída: ¿Cuál es el modelo de gestión de nuestro país? ¿Es necesaria una reforma? ¿Gastamos agua por encima de nuestras posibilidades?
Desde el Ministerio de Transición Ecológica se cree que la gestión del agua actual en España garantiza el suministro en cantidad y calidad suficiente para asegurar el desenvolvimiento de una sociedad y de su economía.
Fuentes del MITECO consultadas por El Debate matizan que «pese a las informaciones sobre la sequía en España, conviene precisar que el sistema nacional de indicadores del Ministerio no diagnostica todavía un problema de forma generalizada en todo el país. No obstante, muestra una situación promedio moderadamente seca, en conjunto, que podría acentuarse en el futuro».
El ministerio recuerda que «en estos momentos solo puede hablarse de sequía prolongada en la cuenca del Guadalquivir, tal y como fue declarado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir el pasado 2 de noviembre».

Cogobernanza del agua

El modelo de cogobernanza del agua que rige el modelo español es, según este organismo, un «sistema de gobierno basado en la planificación y en la participación pública».
Este ha debido de ser adaptado al contexto del «cambio climático y la transición ecológica» para hacer frente a «retos presentes y futuros a los que se enfrenta la gestión del agua», como la mencionada sequía actual.
El pantano de La Baells, que se encuentra al 56% de su capacidad, en Bergadá, Barcelona

El pantano de La Baells, que se encuentra al 56% de su capacidad, en Bergadá, BarcelonaEP

Precisamente, el Libro Verde de la Gobernanza del Agua en España, fechado el 22 de marzo de 2020, recoge un planteamiento estratégico a medio y largo plazo y una hoja de ruta para la transformación de la gestión del agua.
Gobernanza de las aguas subterráneas, gestión de fenómenos extremos y gobernanza del ciclo urbano y agrario del agua aparecen como algunos de los fines a perseguir.
Agua y recurso hídrico no son equivalentes. Una masa de agua puede contener materia que no es recurso hídrico al no estar disponible para su uso. El cambio climático agrava el hecho que existan volúmenes concesionados por encima de los recursos disponibles y provoca la necesidad de redimensionar las demandas en las cuencas hidrográficas.

FORTALEZAS Y DEBILIDADES DEL MODELO ESPAÑOL

  • + Marco legal e institucional para gestionar las sequías
    + Legislación​
    ​+ Preparación y profesionalidad de técnicos y gestores
    ​+ Segunda generación de planes de sequía
    ​+ Cultura de sequía y escasez del agua
  • - Excesivos riesgos, tal vez derivados de forzar demasiado la gestión de los recursos disponibles, para satisfacer demandas agrarias o hidroeléctricos
    ​- Mal estado ecológico de las cuentas
    ​- Débil uso de aguas regeneradas

Reformas y debate

La política de aguas está en España vinculada con otras políticas sectoriales –regadío, planificación urbanística, desarrollo rural, planificación territorial, conservación de la biodiversidad, protección de la costa y el mar– que influyen de manera directa sobre su implementación y su capacidad de conseguir los objetivos.
Sobre el tablero, hay visiones más alarmantes, otras intermedias y otras quizás más optimistas.
Asociaciones ecologistas creen que nos quedamos sin agua, un recurso finito, y que cada vez seguimos gastando y demandando más. Ponen como ejemplo el exceso de regadío en terrenos destinados al secano.
La disponibilidad de este recurso seguirá disminuyendo, opinan, a la vez que se planifica un incremento de su consumo en todo el territorio.
«[La ausencia de lluvias es un fenómeno] anómalo y excepcional, pero no improbable e inusual; es algo conocido y vivido muchas veces en el pasado. La situación podría ser muy crítica en 2023 si estos cuatro meses las precipitaciones siguen siendo bajas. Los usos urbanos para 2022 están en general asegurados, los agrarios en las cuencas del Guadiana, Guadalquivir, Duero, Cuencas Internas de Cataluña, y Galicia, seguramente no», declara a El Debate Alberto Garrido, profesor de Economía y Política Agraria en la Universidad Politécnica de Madrid.
Por su parte, Ecologistas en Acción entiende que la situación es grave: la combinación de la reducción de las precipitaciones y, muy especialmente, la subida de las temperaturas que se está produciendo han generado una reducción media del volumen de agua.
La emisión de gases de efecto invernadero, recuerdan en su página web, provocan un aumento de la temperatura superior a los 3º C que se traducirá en un continuo agravamiento de la escasez de agua, siendo esperable como mínimo una reducción del 30 % en las próximas décadas.
Las fuentes consultadas del MITECO apuntan que los indicadores que marcan cuándo se puede hablar con precisión de estado de sequía vienen determinados en los Planes Especiales de sequía, revisados en 2018, a los que puede accederse a través de este enlace.
De acuerdo con el sistema de indicadores, que diagnostica tanto la «sequía prolongada» (fenómeno natural) como la «escasez coyuntural» (considera la atención de las demandas), a finales de 2021 tan solo un 10 % del territorio estaba afectado por sequía prolongada.

¿Hacia una gran sequía?

La ausencia de lluvias y los niveles bajo mínimos de los embalses han aumentado el temor a la sequía en España.

​Las consecuencias de esta situación pueden afectarán sobre todo a la agricultura, ya que las cosechas se podrán estropear en el sur y este de la Península.

La situación de los embalses preocupa a la mayor parte de las comunidades autónomas y a sus ciudadanos, están al 45 % de su capacidad. La reserva peor parada es la del Guadalquivir, que se encuentra al 28,6 % de su capacidad

Ante las negras previsiones, los expertos hablan de que tendría que venir una primavera en la que lloviera mucho para salvar la situación.

​El profesor Alberto Garrido, de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la UPM, nos recuerda que: «Los usos urbanos para 2022 están en general asegurados, los agrarios en las cuencas más secas, seguramente no; en consecuencia, hay que estar muy atentos ahora, gestionar muy bien los recursos disponibles, con vistas a 2022 y 2023», finaliza.
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