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Ursula von der Leyen

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Europa quiere sus propias redes sociales, pero apenas tiene con qué competir

Bruselas impulsa una etiqueta para plataformas «fiables» frente a la desinformación, pero la oferta europea es aún testimonial frente a gigantes como Facebook, X o TikTok

Europa quiere plantar cara a las grandes plataformas tecnológicas estadounidenses con sus propias reglas… y con sus propias redes. Pero en un mundo dominado por gigantes como X, Facebook, YouTube o TikTok, la oferta europea de alternativas es escasa y poco conocida. El centro de estudios Europe Médialab, con sede en Bruselas, propone impulsar plataformas certificadas como «de confianza», tanto desde el punto de vista legal como respeto al consumidor y la transparencia informativa.

Bajo el nombre de «Trusted European Platforms» (TEP), la iniciativa pretende que la Comisión Europea se implique, tanto regulatoria como financieramente, en el desarrollo de estas nuevas plataformas. No para prohibir las ya existentes, sino para fomentar una competencia basada en la legislación comunitaria y los valores democráticos europeos.

Las grandes plataformas extranjeras ponen en juego nuestra democraciaChristophe LeclercqPresidente de Europe Médialab

«Las grandes plataformas extranjeras ponen en juego nuestra democracia», denuncia Christophe Leclercq, presidente de Europe Médialab. «Durante años hemos trabajado en regulación, alfabetización mediática o verificación de datos. Pero el impacto ha sido limitado. La desinformación es más frecuente ahora que nunca, con consecuencias graves para el auge del populismo y los extremismos en Europa», alerta.

Etiqueta de confianza

La propuesta consiste en crear una etiqueta europea de «plataforma de confianza», que se otorgaría tras una evaluación independiente. Esta certificación garantizaría que el servicio cumple con los requisitos europeos de calidad, transparencia algorítmica, interoperabilidad entre plataformas y portabilidad de datos.

«Hace seis años las plataformas estadounidenses se comprometieron a integrar indicadores de confianza en sus algoritmos, pero no lo han hecho», señala Leclercq. «Es hora de implementar lo prometido».

Es hora de implementar lo prometidoChristophe LeclercqPresidente de Europe Médialab

El objetivo no es, según sus impulsores, prohibir ni vetar redes como Facebook o X, sino crear alternativas reales que cumplan las normas europeas. Y sobre todo, ofrecer a los usuarios una opción fiable y más acorde con la normativa comunitaria.

En septiembre, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, podría hacer mención a esta iniciativa en su discurso anual sobre el «Estado de la Unión», mientras Bruselas prepara para después del verano una comunicación oficial titulada «Escudo Europeo de la Democracia». El documento abordará posibles medidas para combatir la desinformación, las injerencias extranjeras y otras amenazas al ecosistema informativo europeo.

Una oferta muy limitada

Aunque la propuesta tiene lógica política y respaldo regulatorio, la realidad tecnológica europea sigue siendo frágil. A día de hoy, Europa no cuenta con una red social de uso masivo que pueda rivalizar en volumen o alcance con los grandes actores globales. Apenas existen un puñado de iniciativas, sobre todo en el ámbito de la mensajería instantánea y con fuerte énfasis en la privacidad.

Entre las más destacadas (y poco conocidas) están:

Threema (Suiza): centrada en el anonimato y el cifrado extremo a extremo. No requiere número de teléfono ni datos personales.

Olvid y Skred (Francia): servicios similares, con protocolos descentralizados y sin necesidad de registro personal.

QuickBlox (Reino Unido/EU): solución para empresas que permite crear sistemas de mensajería personalizados.

smsmode (Francia): centrada en mensajería empresarial, incluyendo SMS, RCS y soluciones omnicanal.

En el terreno de las redes sociales propiamente dichas, los esfuerzos europeos se concentran en plataformas federadas y experimentales, como EU Voice y EU Video, (competencia de X y YouTube) desarrolladas bajo el protocolo ActivityPub (el mismo que Mastodon), y pensadas para fomentar la soberanía digital dentro del marco legal europeo. Aunque su uso real sigue siendo marginal, es una primera semilla institucional de lo que podría ser una red social europea descentralizada.

Impulso público y privado

La propuesta de Europe Médialab parte de la premisa de que el mercado ya está maduro para nuevas soluciones, y que los inversores privados entrarían en el juego si ven compromiso político claro. «No se necesita mucho dinero ni una gran valentía», dice Leclercq, «solo actuar como catalizadores».

Además de plataformas sociales, también se observan esfuerzos en redes profesionales como Xing (en el ámbito alemán) o Viadeo (en Francia), aunque su alcance se limita al networking laboral y su implantación fuera de sus nichos es escasa.

La soberanía digital europea sigue siendo un reto pendiente

La soberanía digital europea sigue siendo un reto pendiente. Mientras se endurecen las regulaciones contra los gigantes tecnológicos con normativas como la DSA (Ley de Servicios Digitales) o la DMA (Ley de Mercados Digitales), el gran desafío es ofrecer alternativas viables que conecten con el ciudadano medio.

«La confianza en las plataformas no se regula solo con leyes. También se construye con productos competitivos», concluyen desde el Europe Médialab. Por ahora, esa construcción apenas ha comenzado.

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