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20 de abril de 2024

Hundimiento del pontón Alabern, octubre de 1863, en El Museo Universal

Hundimiento del pontón Alabern, octubre de 1863, en El Museo Universal

El tren Express Barcelona-Madrid, ¿sabotaje o 'fake news'?

Las autoridades franquistas responsabilizaron al maquis comunista del sabotaje que causó 40 muertos en febrero de 1949. La guerrilla nunca aceptó la autoría y señaló el mal estado de las vías férreas como la causa del accidente

Era el 12 de febrero de 1949, 22:15 horas, el tren Express Barcelona-Madrid descarrilaba entre las estaciones de Els Guiamets y Mora la Nova (Tarragona). La locomotora se salió de los raíles en una curva, en el kilómetro 536,6. Los vagones posteriores se precipitaron sobre la locomotora, saliendo disparadas las unidades centrales que se precipitaron por un terraplén hacia el fondo del valle de la riera de Armat.
El tren era el Express nº 803. Las crónicas del momento afirmaron que el descarrilamiento fue un sabotaje llevado a cabo por una partida de maquis procedentes de Francia. ¿Era real o fue un fake news de aquella época?

Otros casos de sabotaje

El cao del Express no fue un caso único. En enero de 1944 hubo dos grandes accidentes ferroviarios. El 4 de enero un doble choque entre un tren de pasajeros, otro de mercancías y una locomotora en Torre de Bierzo (León). Eran las 13:16h, en el kilómetro 228,6, en la línea Palencia-Ponferrada. Era el correo expreso nº 421 Madrid-Coruña y el tren de mercancías carbonero nº 7442. El balance oficial fue de 78 muertos y 73 heridos. Muchas fuentes coinciden en que el número de víctimas mortales fue mucho mayor y se ocultó por las circunstancias políticas del momento. Hay fuentes que citan hasta 500 y 800 muertos. La mayoría estima que hubo entre 150 a 250.
El 11 de enero, en la estación de Arévalo (Ávila), chocó un tren correo y uno de pasajeros. Era el expreso nº 1 Madrid-Irún con el correo nº 21 Madrid/Coruña/Vigo. Eran las 02:45 horas, en el kilómetro 171. El accidente se produjo debido a no haber frenado a tiempo el maquinista del expreso, que rebasó la señal cerrada de entrada a Arévalo. La actuación de la población de Arévalo durante el accidente hizo que el Gobierno del General Franco otorgase a la población el título de Ciudad Muy Humanitaria. Se contabilizaron 41 muertos y 78 heridos, aunque algunos medios lo situaron en 96 muertos y más de 100 heridos.
El vagón metálico de butacas resultó totalmente destrozado, salvándose únicamente dos personas, una de las cuales, al incorporarse y debido a que no quería llegar tarde a un partido de fútbol. Respecto al tema del sabotaje, escribía el periódico La Vanguardia lo siguiente:
«Desde el primer momento pudieron cuantos llegaron al lugar donde había ocurrido la catástrofe apreciar que se trataba de un sabotaje, ya que el kilómetro 536,6 los carriles se hallaban desplazados. A los lados de la vía estaban depositados cuidadosamente los tornillos, las arandelas, las bridas y los tirafondos que habían sido extraídos para separar el carril».

¿El sabotaje fue cosa de los maquis?

El descarrilamiento se produjo sobre un pontón, en un tramo en curva situado al final de una pendiente que descendía el convoy, el cual iba formado por locomotora y ténder, coche postal, furgón, y coche de segunda, uno de butacas, uno de primera, tres coches camas y coche restaurante.
Nos preguntábamos si era cierto o no que el sabotaje era obra de los maquis. Estos –los grupos antifascistas que operaban en Francia– negaron cualquier vinculación con el descarrilamiento. En Els maquis al sur de l’Ebre, revista Raïls, nº 19, 2003, Francesc Itarte i Vericat habla de los trabajos de los historiadores Aguado Sánchez y Llauraldo Bros. Según ellos, el 4 de febrero de 1949 hubo un enfrentamiento entre miembros del grupo de Francisco Serrano Iranza, alias el Rubio y la Guardia civil en el Mas Cabanil (Pobla de Benifassà). Abatieron a un confidente y dos guerrilleros. Un tercero fue detenido. Consideran que lo del Express Barcelona-Madrid fue un acto de venganza. Esta teoría es plausible, aunque los maquis nunca lo reconocieron.
Aprovechando la coyuntura del momento y la implicación de los maquis en el descarrilamiento, el 17 de febrero de 1949, cuatro miembros de PSUC fueron fusilados en el Camp de la Bota. Sus nombres eran Ángel Carrero Sancho, Joaquín Puig-Pidemunt, Numen Mestre Fernando y Pedro Valverde Fuentes. Todos ellos fueron condenados a pena de muerte, acusados de haber puesto una bomba el 29 de noviembre de 1946, en los locales de los periódicos Solidaridad Nacional, La Prensa y La Vanguardia Española, de haber atentado contra locales falangistas, pastelerías de lujo y contra la línea de alta tensión de Montcada y Reixach. La presión internacional hizo que no se llevara a término y permanecieran indefinidamente en prisión. El incidente del Express le dio al régimen la justificación necesaria para ejecutarlos. Aunque no habían participado y no se sabía si era o no un sabotaje, con aquellas ejecuciones el régimen cerró el incidente.
En aquel accidente fallecieron Bernard S. Chase, súbdito inglés; Agustín Castro Suárez, agente policía; Paquita López Castro, esposa del anterior; Carlos Varadís Roden, fabricante de guantes francés; Francisco Pina Felipe, interventor; Félix María García Argüello, auxiliar interventor del tren; Dolores Montero Tapico, de Madrid; Ramiro Ferrán Serrés, empresario de Sant Hilari Sacalm, Felipe Liebernann, de New York; Francisco Suárez García, de La Habana; Fernando Riaza Martín, de La Habana; Agustín López Sabater, de Zaragoza; Braulio Valls Sabater, empresario de Zaragoza; Juan Esteban Goria, de Zaragoza; Víctor Baxet Barra, empresario de Reus, León Pérez Lecho, de Madrid; Un señora de unos 30 a 35 años, pelo castaño, ojos pardos, jersey gris y falda verde; Carlos Illoza Gorcola, de San Sebastián; Isidoro Hernández Iracheta, jefe superior de Telégrafos de Madrid; Antonio Toledo Gru, de Zaragoza; José María Andreu Rull, de Bráfim (Tarragona); Víctor Manuel Ribas; Lucas Arto Artigas, Antonio Baeza Gómez, Madrid; José Lacasa González, industrial de Jaca; María Canal, Terrassa; Isabel Olós.
De acuerdo con una de las fuentes, el tramo de vía donde ocurrió el accidente había sido renovado hacía tan sólo 20 días antes, colocándose traviesas y carriles nuevos, y la tornillería de fijación a las traviesas y bridas de unión de varios carriles había sido desmontada deliberadamente con objeto de provocar el descarrilamiento. Así pues, teniendo en cuenta todas estas circunstancias, la conclusión fue que el Express Barcelona-Madrid sufrió un sabotaje.
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