Una vaca junto a su cría en una feria de ganado en El Escorial, Madrid, (España)
El Gobierno regatea una de las preocupaciones históricas de los ganaderos «en 10 minutos y con desprecio»
Los productores condenan el inmovilismo «totalmente obsoleto» que a su parecer ignora la realidad del campo
«¿Cuántos ganaderos hay aquí?». Esta fue la cuestión que planteó Alfredo Berrocal, responsable de sectores ganaderos de Unión de Uniones y ganadero de bovino en la sierra de Madrid, ante la falta de coherencia que sintió en la reunión entre los técnicos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y las organizaciones profesionales agrarias sobre sanidad animal.
El encuentro, que tuvo lugar el pasado 15 de julio, abordó varios temas que afectaban a diferentes tipos de ganado, hasta que en su punto final se llegó a una de las mayores preocupaciones que retumban entre los que encuentran en las vacas su modo de vida.
«Colocaron como último tema la tuberculosis bovina. Los técnicos insistieron en que no había novedades, que las prevalencias no bajan y que las acciones a seguir son las mismas. Pregunté si eso era todo y que si el plan era continuar con la política de inmovilizar el ganado cuando los jabalíes, con una prevalencia del 30 %, entran y salen de las fincas constantemente. En 10 minutos y con desprecio nos han despachado. Eran las 15.30 horas, quizá muy tarde para ellos», lamenta en conversación con El Debate Berrocal, que condena la postura del Ejecutivo para gestionar la enfermedad desde hace más de 40 años.
Unión de Uniones considera prioritario un cambio a las prácticas para arrinconar a la tuberculosis bovina, cuya gestión ha provocado la muerte de más de un millón de reses sacrificadas con más del 90 % negativas en prueba post mortem.
«Tenemos el ganado saneado, pero si hay un mínimo atisbo de enfermedad impiden el movimiento de animales mientras la fauna salvaje se desplaza libremente y con una prevalencia altísima por todo el terreno. ¿No tendrá más sentido sacrificar los casos positivos y dejar de incurrir en este error? Está comprobado que así no se erradica la tuberculosis», apunta Berrocal.
El dirigente de Unión de Uniones critica la ausencia de transparencia y ánimo colaborativo del Ministerio: «Unos señores en un despacho que tienen muy lejos el campo no están en posición de decidir sobre la sanidad animal en España. Eso lo pagamos los ganaderos con nuestra ruina. Queremos saber qué se hace para acabar con la tuberculosis bovina».
Berrocal advierte que el Gobierno está descontrolado la enfermedad, ya que entiende que la naturaleza no funciona de la manera en la que se está gestionando por parte de las instituciones: «Unos señores en un despacho que tienen muy lejos el campo no están en posición de decidir sobre la sanidad animal en España. Exigimos un control real de la enfermedad, algo que no se hace. El Gobierno únicamente se dedica bloquear el movimiento de ganado y decir que hay zonas libres de tuberculosis; mientras la fauna salvaje tiene una prevalencia de tuberculosis del 30 % y se desplaza de un lado a otro y las vacas no se pueden mover».
La organización propone hacer un control anual a todas las explotaciones. «Si los animales no superan el saneamiento y son positivos en tuberculosis que se sacrifiquen, pero que no se inmovilice porque eso mata la actividad. La inmovilización del ganado es el paso previo a la ruina. Y mientras tanto que inviertan en una vacuna que si hay interés los laboratorios se ponen con ello», asevera el ganadero.
Unión de Uniones destaca que este no es un problema único de las zonas con altas prevalencias, también de zonas libres, como Asturias o Cataluña este año, con ganaderías que se enfrentan a vaciados sanitarios. La organización propone la creación de grupos de trabajo que aborden un chequeo integral del Programa de Erradicación de Tuberculosis, para identificar problemáticas específicas y puntos de mejora y que, además de las consideraciones sanitarias, tengan en cuenta los aspectos económicos, productivos y sociales que provocarían.
«El virus lo transmiten unas 50 especies que conviven entre sí. Hay que atajar el problema de raíz», concluye Berrocal.