Pesadillas con el innombrable

Las dos máquinas de cadenas que acudan también al corte. Tenemos que hacer un cortafuegos que no se lo brinque el demonio. Tenemos a la Virgen de Guadalupe de nuestro lado. Su altar serrano corre riesgo supremo

Act. 31 jul. 2025 - 10:46

Incendio forestal en la Siberia Extremeña

Incendio forestal en la Siberia ExtremeñaCedida

Tiempo tórrido de vientos polvorientos. El estío asusta, acongoja. Cualquiera que ame el campo tiene miedo al verano. Si hay algo que encoge las carnes es el humo del innombrable. Tengo todavía el susto en el cuerpo; tres focos distintos se originan en mi tierra del alma: la Siberia extremeña, conocida así por el paso del Duque de Osuna, embajador de España en Rusia, que herraba los caballos con herraduras de plata o tiraba las vajillas de oro al Danubio. Lógicamente murió arruinado pero siempre le enamoró esta zona de Extremadura a la que asemejó a su otra casa en la estepa rusa.

Se encienden pegas en los alrededores del pantano de García de Sola. Las sierras de Guadalupe se ven amenazadas también. Un malnacido que debería estar expuesto al linchamiento y al fusilamiento público por no sé qué motivos tremebundos -presuntamente- inicia su hazaña de poner a arder la tremenda dehesa de muchos y variados propietarios. Lo provoca justo al atardecer para que cuando tome fuerza el asunto los medios aéreos no puedan trabajar y así contar con toda la noche para que el fuego se haga fuerte. Si todo ese conocimiento y derroche de astucia lo dedicáramos a cosas buenas sin lugar a dudas haríamos de este mundo algo brillante. La noche avanza y los miedos también. Han de desalojar una zona de camping, los vecinos son interceptados por las fuerzas y cuerpos de seguridad que cortan carreteras y comienzan a tomar el mando de una situación más que peligrosa. Pero los extremeños fuimos reyes en los mares sin saber nadar y eso se lleva en el alma; el pueblo se movilizó aportando sus propios medios. El conocimiento del terreno les hace dar un paso al frente. Como en una guerra, los hombres van a la primera línea. Mi amigo Luis Cervantes y Agustín Delgado toman el mando de los suyos: a los tractores. Que venga Juan con la motoniveladora. Y las dos máquinas de cadenas que acudan también al corte. Tenemos que hacer un cortafuegos que no se lo brinque el demonio. Tenemos a la Virgen de Guadalupe de nuestro lado. Su altar serrano corre riesgo supremo.

Agricultores colaboran con sus tractores en la extinción de un incendio

Agricultores colaboran con sus tractores en la extinción de un incendioCedida

Todo aquel que tenga un tractor y un cultivador que se cite en la raña que lleva a Alía. Las mujeres y los que aún manejan un coche, a carear animales de los vecinos, a llevarse los perros de la rehala del Chanchu y Marrupe. Y el que no pueda manejar un tractor ni carear una punta de vacas que rece. Que hoy nos va a hacer falta.

Cuando un pequeño ejército se forma entiendes por qué es tan peligroso tener un enemigo unido. Los hombres de campo, de sierra o de llano, hermanados son invencibles. El conocimiento del terreno y el de la supervivencia son sus mayores armas. Sumándole un par de arrestos, fuerza y ganas. El instinto de protección de un padre con su hijo, del amor al campo y a su entorno. De que lo nuestro no es nuestro y ha de pasar a los siguientes como nosotros lo hemos encontrado. Y arrancaron las máquinas en formación ligera y coordinada para aportar su ayuda y crear el cortafuegos que detendría al innombrable o si no que Dios se apiade de nosotros.

Los desalmados caminan errantes por el mundo, robando almas a golpe de cerilla o de real decreto.

El fuego sobre pasto se puede cortar con medios terrestres… cuando entra en bosque sólo dos factores pueden detenerlo y ambos son aéreos: los helicópteros y Dios. Por ello el nutrido grupo de camperos sabían que el pasto se regenerará en pocos meses y la arboleda en muchos casos -no en todos- se ha chamuscado por la corteza pero brotará este invierno. Cierto es que algunos olivos y encinas se queman por dentro y sin alma el cuerpo no puede vivir. Sólo en algunos casos los desalmados caminan errantes por el mundo, robando almas a golpe de cerilla o de real decreto.

Pasé la otra tarde por el decrépito terreno. Una punta de vacas estaba tendida sobre paja nueva que a su vez tapaba un suelo calcinado. Tétrica imagen de un entorno yermo. No fui capaz de sacar ni una foto porque el corazón lo tenía encogido. Me detengo y me dan ganas de llorar porque el fuego purga el entorno de vida, de belleza, de salud y de alegría. Dicen que purifica. Los que quieren hacer daño a la naturaleza de esta forma vil y ruin deberían acabar dentro, achicharrados por las llamas de sus bajos instintos.

Lolo de Juan junto a Luis Cervantes en un incendio forestal

Lolo De Juan junto a Luis Cervantes en un incendio forestalCedida

Me detengo en un alto de nuevo. Me consuela que todo pasará y esto será un mal sueño. Veo una cierva con su gabato y me alegra ver que está lustroso. Junto a un arroyo chamuscado, por la humedad salen brotes verdes y madre e hijo se entretienen con ello. Veo brillar un coche en lo alto de la sierra: es mi amigo Luis Cervantes que guarda y vigila en la distancia que el fuego no se reavive. Agustín continúa echando heno a sus vacas, mimándolas, para que olviden lo que él es incapaz de olvidar. Hombres de campo y paz, hombres del silencio. Pero con cojones cuando les tocan lo suyo que es lo de muchos. Que es el campo. Coño.

Lolo De Juan es gestor agropecuario

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