El ataque de Ucrania a un submarino ruso
El hundimiento del submarino de los 400 millones desvela la nueva estrategia de Ucrania en el frente
Mientras algunos analistas sostienen que una paz entre Rusia y Ucrania, ahora que se aproxima el cuarto año de la guerra, está más cerca que nunca, la realidad palpable es que a Vladimir Putin ni le interesa ni desea un cese de las actividades bélicas. Así, mientras las tropas rusas intentan avanzar en el Donbás, el Ejército ucraniano se defiende como puede y asesta golpes estratégicos contra Moscú.
Este lunes, sin ir más lejos, el ataque ucraniano contra un submarino ruso atracado en el puerto de Novorosíisk significó, según analistas militares, un salto cualitativo en la estrategia asimétrica de Kiev, que ha demostrado por primera vez su capacidad para alcanzar submarinos rusos en puerto mediante drones submarinos, un tipo de amenaza para la que Moscú aún no tiene una respuesta clara.
Según el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y la Marina ucraniana, la embarcación –un submarino de clase Kilo valorado entre 400 y 500 millones de dólares y equipado con misiles de crucero Kalibr– sufrió «daños críticos» tras ser alcanzada por un dron Sub Sea Baby de fabricación ucraniana. De confirmarse, el ataque dejaría a Rusia con solo dos submarinos operativos capaces de lanzar Kalibr en el mar Negro, una reducción significativa de su capacidad ofensiva naval. Aunque el Ejército ruso ha negado oficialmente el impacto, un vídeo geolocalizado difundido por el SBU muestra una potente explosión en el interior del puerto de Novorosíisk, junto a varios buques atracados.
La ubicación tampoco es un tema menor. Novorosíisk, en la costa oriental del mar Negro, se había convertido desde 2024 en el principal refugio naval ruso, tras el repliegue forzado de la flota desde Crimea a causa de los repetidos ataques ucranianos. El puerto cuenta con barreras defensivas, redes antisabotaje y vigilancia constante, lo que subraya el carácter excepcional de la operación. «El ataque demuestra que Ucrania sigue optimizando sus drones y puede alcanzar objetivos que Rusia creía fuera de su alcance», señaló el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), que considera el uso de drones submarinos un desafío técnico y logístico mucho más complejo que los ataques previos con drones de superficie.
El mar Negro, eje de la guerra asimétrica
El ataque al submarino se inscribe en una estrategia más amplia por parte de las tropas ucranianas. Concretamente, en su objetivo de destruir capacidades clave rusas en lugar de intentar igualar su superioridad numérica. Kiev ha aplicado este enfoque tanto en el ámbito naval como aéreo, con ataques recientes contra bases de aviación estratégica, refinerías, depósitos de combustible y sistemas de defensa en territorio ruso y ocupado.
En el mar Negro, además, el objetivo es doble, pues por un lado buscan limitar la capacidad de Rusia para lanzar misiles Kalibr contra infraestructuras energéticas ucranianas y, por el otro, garantizar la seguridad del corredor marítimo de Odesa, vital para la economía del país.
Miembros de la 24.ª Brigada Mecanizada del Ejército ucraniano descansan junto a una fogata
Según el Gobierno ucraniano, más de 7.000 buques civiles han transitado por esta ruta desde su apertura, exportando 162 millones de toneladas de mercancías, incluidos 98 millones de toneladas de grano. Mantener a raya a la flota rusa es clave para que ese flujo continúe, pese a los ataques de Moscú contra puertos, barcos civiles y almacenes de cereal.
Por si fuese poco, al mismo tiempo que Ucrania golpea activos militares de alto valor, también ha intensificado los ataques contra la industria energética rusa –desde refinerías en Krasnodar hasta plataformas petroleras en el mar Caspio– con el objetivo de socavar los ingresos del Kremlin y su logística militar.
Por último, el momento elegido para la operación tampoco es casual. Mientras Volodimir Zelenski se encontraba en Berlín manteniendo conversaciones para la paz con líderes europeos y una delegación estadounidense, sus tropas buscaban reforzar la posición negociadora para alcanzar un acuerdo que evite concesiones territoriales desfavorables. «La capacidad de contraatacar es un contrapeso en cualquier negociación», subrayó el propio Zelenski.
Una estrategia, la de intentar atacar en plenas negociaciones para mejorar la baraja de cartas, que es idéntica a la que ha seguido Moscú en estas últimas semanas y que llevó a Estados Unidos a presentar un borrador para la paz tremendamente favorable a los intereses del Kremlin. Y es que, habrá pensado Zelenski, cuando no puedes ganar a tu enemigo, al menos cópiale la estrategia.