La pretemporada

Es probable que alguno se queje de las almohadillas, que hay que curar con especial cuidado. Si se lesionan, la recuperación es muy lenta. Agua templada, algún antiséptico, descanso y, si hace falta, pomada

Act. 14 oct. 2025 - 12:05

Jorge Torrubias campeando.

Jorge Torrubias campeando.

¡Vuelta al ruedo! La temporada acaba de empezar. ¿A que no era para tanto? ¡Si no hemos parado! Arreglar, organizar, ordenar, criar, cuidar, limpiar, desinfectar, desparasitar, domar… Un sinfín de cosas que, tanto por exigencias del calendario como por necesidad, importancia y devoción, culminan con el campeo.

Etimológicamente, proviene del latín campus, que significa terreno llano o campo. Se le añade el sufijo verbal -ear, que indica la acción de hacer algo. Originalmente se usaba para describir el acto de salir al campo, aplicado tanto a animales como a personas. Con el tiempo, el verbo también ha llegado a significar destacarse o, en el contexto militar, a reconocer el terreno o estar en campaña.

Todo esto es lo que supone campear o entrenar a los perros. Los hemos sacado al campo. Durante estas semanas, algunos se han destacado. Hemos visto luces y sombras, y conocemos su estado físico al final del campeo. Y ya, sin quererlo, se acabó la veda y estamos en pleno lío.

Cada paso está precedido por el anterior. Durante la primavera y comienzo del verano habremos domado a los cachorros nuevos que se incorporan y repasado la doma básica con los noveles del año pasado. Superado esto, es momento de salir al campo. Dependiendo de la zona de España en la que estemos, podremos hacerlo en agosto o ya en septiembre. El primer paso es informarse y cumplir con la ley, que siempre da opciones. Ya sea contando con una zona autorizada para adiestramiento de perros de caza, es decir, un área dentro de un coto de caza donde poder entrenar a los perros durante la veda o, si tenemos acceso a una zona cerrada, solicitar los correspondientes permisos para obtener una autorización temporal.

El campeo aporta una enorme cantidad de beneficios tanto a nuestros perros como a nosotros.

Al principio habrá que buscar las horas más frescas del día y dar más días de descanso entre campeo y campeo

Sin duda, la más obvia es la física. Llevan meses con poca acción y, lógicamente, engordan, pierden masa muscular y capacidad pulmonar, al tiempo que se ablandan los pulpejos. Todo esto hay que recuperarlo poco a poco, sin prisas, que los quemamos antes de empezar... Al principio habrá que buscar las horas más frescas del día y dar más días de descanso entre campeo y campeo. Es probable que alguno se queje de las almohadillas, que hay que curar con especial cuidado. Si se lesionan, la recuperación es muy lenta. Agua templada, algún antiséptico, descanso y, si hace falta, pomada. De paso, también nos ejercitamos nosotros, que esos paseos nos ayudan a bajar los kilolitros ganados en verano.

Seguimos con la doma, que no termina en la perrera. Es crucial enseñar a subir y bajar del transporte y aprender a asociarlo como aquello que les lleva a casa, a su cama y comida, para que siempre quieran buscarlo y sepan hacerlo cuando se pierdan. También es importante que identifiquen el significado de los silbidos, distintas voces o entonaciones. Todo esto es clave para que los cachorros nuevos no se pierdan en los primeros días. Que aprendan a orientarse y a interpretar qué les decimos en cada momento. Crear un vínculo en el campo. Hacer sociedad. Primero entre ellos, arrecovándolos en el campo. Pero también con nosotros, para que sepan que estamos ahí por y para ellos, para ampararlos y llevarlos de vuelta a casa. Finalmente, con el transporte. Todo esto ayuda mucho más en la recogida que cualquier GPS.

Doma: La vuelta a casa

Doma: La vuelta a casa

Poco a poco buscaremos algunas horas más tardías por la mañana y más tempranas al atardecer. Muy rara vez soltamos antes de las diez de la mañana y por ello hay que acostumbrarlos a cierto calor y, fundamentalmente, a dosificarse. Una vez más, esto es especialmente importante para los cachorros, que como salgan con afición, si no han aprendido a medirse, en las primeras monterías pueden entregarse demasiado, lo que puede tener consecuencias fatales.

Personalmente, a mí me encanta por todo lo anterior, pero, sobre todo, porque estás solo con tus perros sin estímulos externos. Y eso te permite fijarte en cada uno de ellos y saber cómo son. Identificas cómo actúan en el campo, cómo cazan, si son buscas natos, tienen vientos y son perseguidores. Si están en la voz o más allá. Si son inteligentes, aquerenciados, profundos. Si lideran o acompañan. Averiguamos también el físico que tienen: si son incansables o se vacían en un día. Si son bien mantenidos o les cuesta recuperarse... Toda esta información está en ellos; solo tenemos que echar horas y fijarnos mucho. El libro está ahí, solo hay que seguirlo e ir estudiando a cada uno por separado y en conjunto. Conocer todo esto no tiene precio. Aplicar este aprendizaje adquirido durante el campeo aporta una ayuda infinita en la temporada. Y, además, es una enorme ilusión.

Llegó la temporada y lo que hayamos hecho u omitido durante la veda se verá ahora. Mucha suerte a todos en esta temporada y máxime en estos primeros días de calor, escasez de agua, y suelos y montes secos y ásperos como lijas.

  • Diego Gómez-Arroyo Oriol es perrero

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