El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.EP

El acuerdo pesquero de la UE divide a la flota entre el Mediterráneo y el Atlántico

Mientras el Gobierno y la patronal defienden el acuerdo como «el mejor resultado posible» dado el contexto, varias autonomías alertan de recortes inasumibles para su flota

División en la flota española tras el acuerdo para el reparto de cuotas pesqueras de 2026. Mientras el Mediterráneo evita un nuevo recorte y mantiene los 143 días de faena, el Atlántico afronta reducciones significativas en especies clave como la caballa, la bacaladilla o la cigala. Aunque el Gobierno y la patronal lo califican como «el mejor posible» dado el contexto, el resultado ha abierto una brecha entre las comunidades beneficiadas por la estabilidad y aquellas que alertan de un importante impacto económico.

Después de dos días de intensas negociaciones que se extendieron hasta la madrugada del sábado, el Ministerio de Agricultura anunció un acuerdo que consolida el nivel de actividad de 2025. El resultado contrasta con la propuesta inicial de la Comisión Europea, que planteaba limitar la pesca de arrastre a apenas 9,7 días al año. Finalmente, los buques podrán mantener una media de 143 días de faena sin aplicar nuevas medidas de compensación, algo que tanto el Gobierno como el sector consideraban inviable tras años de ajustes acumulados.

El acuerdo fue recibido con disimulado optiminismo en el Departamento que dirige Luis Planas, mientras que la patronal Cepesca lo valoró como «el mejor resultado posible» en un contexto negociador «muy adverso». Su secretario general, Javier Garat, reconoció que a los pescadores «les hubiera gustado tener más días», pero remarcó que, dadas las circunstancias, el resultado es «muy relevante».

Otra cuestión ha sido la acogida entre las comunidades afectadas. Las mediterráneas coinciden en que el acuerdo evita un escenario crítico para la flota y da oxígeno a un sector sometido a recortes continuados desde hace cuatro años.

El conseller catalán Òscar Ordeig celebró que se haya evitado un impacto «devastador», pero advirtió de que «el trabajo no ha acabado aquí», reclamando una reforma del reglamento que evite que una sola especie con baja cuota condicione la actividad de toda la flota. En la misma línea se expresaron Baleares y Comunidad Valenciana, que destacaron el cambio de talante de la Comisión y la importancia de consolidar este punto de partida.

También Andalucía calificó el acuerdo de «agridulce». Aunque el consejero Ramón Fernández-Pacheco reconoció que menos días de pesca habrían sido «letales» para el Mediterráneo, alertó de que el sector sigue en una situación crítica por la falta de avances en especies como la gamba roja y la preocupación creciente en el Golfo de Cádiz por la cigala.

Críticas en el Atlántico

En el litoral atlántico, sin embargo, la acogida ha sido muy distinta. El acuerdo incorpora recortes relevantes en varias especies de alto interés económico para las flotas del norte y del sur, lo que ha provocado un rechazo mucho más explícito por parte de Galicia, País Vasco y Asturias.

La caballa concentra buena parte del malestar. A la espera de un acuerdo entre la UE y Estados costeros como Noruega o Islandia, Bruselas ha fijado límites provisionales para el primer semestre de 2026 con un recorte del 70 %, siguiendo el asesoramiento científico. Galicia calificó el resultado de «nada satisfactorio», al considerar que no tiene en cuenta los datos socioeconómicos ni la sostenibilidad del sector. País Vasco anunció que estudiará medidas para «amortiguar las pérdidas», como paradas temporales o ajustes en los artes de pesca, ante el impacto que tendrá la reducción del verdel en la flota especializada.

La bacaladilla, con un recorte del 41 %, y la cigala del Golfo de Cádiz, que pierde cerca del 50 % de su cuota, completan el cuadro de malas noticias. Cepesca reconoció el impacto negativo de estas reducciones, aunque valoró que se haya incluido una declaración conjunta para realizar un nuevo estudio científico sobre la cigala que permita revisar las cuotas a lo largo del año.

Asturias fue más moderada. El Gobierno del Principado valoró positivamente que se mantenga la cuota de merluza –17.445 toneladas–, una especie clave para su flota, pero mostró su preocupación por el efecto de los recortes en caballa y abadejo sobre la rentabilidad de las lonjas.

Frágil equilibrio

El acuerdo deja también claroscuros. En el lado positivo, suben las cuotas de anchoa en el Cantábrico y el Golfo de Cádiz, así como la del atún rojo, que permitirá a España disponer de más de 7.900 toneladas. En el negativo, se mantiene la fuerte dependencia de negociaciones externas en especies como la caballa y persiste la presión sobre flotas que ya operan con márgenes ajustados.

Planas insistió en que, pese a las «ligeras reducciones» en el Atlántico, España se sitúa por encima del consumo real de la flota y cuenta con «margen de maniobra suficiente para pescar». También puso el foco en el compromiso del comisario europeo de Pesca, Costas Kadis, de revisar el reglamento del Mediterráneo para evitar propuestas iniciales «desequilibradas» que abocan cada año a negociaciones de última hora marcadas por el dramatismo, un debate que volverá a la mesa antes incluso de que arranque la próxima campaña.

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