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Este concepto artístico muestra los tres CubeSats de la misión EZIE de la NASA volando en formación para estudiar las corrientes eléctricas en la atmósfera terrestre asociadas con las auroras

Este concepto artístico muestra los tres CubeSats de la misión EZIE de la NASA volando en formación para estudiar las corrientes eléctricas en la atmósfera terrestre asociadas con las aurorasNASA/JOHNS HOPKINS APL

Ciencia

La NASA logra observar un fenómeno clave para entender las auroras boreales

La misión EZIE, compuesta por tres satélites tipo CubeSat, fue lanzada a mediados de marzo con el objetivo de cartografiar por primera vez y con gran precisión estas corrientes eléctricas

La NASA ha dado un paso significativo hacia una mejor comprensión del entorno espacial de nuestro planeta con la misión EZIE (Electrojet Zeeman Imaging Explorer), la cual ha comenzado a ofrecer sus primeras mediciones científicas. Esta iniciativa está centrada en el estudio de los electrochorros aurorales, corrientes eléctricas intensas que se manifiestan en las regiones polares de la atmósfera superior terrestre, donde tienen lugar las auroras boreales y australes.

Estos electrochorros se originan cuando el viento solar transfiere una cantidad considerable de energía a la atmósfera terrestre, a aproximadamente 105 kilómetros de altitud. Este mismo fenómeno es también el causante de las brillantes auroras que iluminan el cielo polar. Según ha informado la NASA, comprender estos flujos eléctricos resulta fundamental para profundizar en el vínculo entre nuestro planeta y el espacio, así como para atenuar los posibles efectos adversos del clima espacial sobre infraestructuras humanas.

La misión EZIE, compuesta por tres satélites tipo CubeSat, fue lanzada a mediados de marzo con el objetivo de cartografiar por primera vez y con gran precisión estas corrientes eléctricas. Cada uno de estos pequeños satélites está dotado de instrumentos especializados para observar la radiación emitida por moléculas de oxígeno situadas unos 16 kilómetros por debajo de los electrochorros. Estas moléculas emiten microondas a una frecuencia de 118 gigahercios, y precisamente esta señal es la que permite inferir las características del campo magnético.

El fenómeno que posibilita esta medición se denomina desdoblamiento de Zeeman, un proceso físico mediante el cual una línea de emisión espectral se divide en presencia de un campo magnético. Cuanto mayor es la intensidad del campo, mayor es la separación entre las líneas. Además, la orientación de las ondas electromagnéticas –es decir, su polarización– proporciona información clave sobre la dirección del campo magnético.

Uno de los momentos más relevantes de la misión se produjo el pasado 19 de marzo, cuando uno de los CubeSats logró captar con éxito este desdoblamiento Zeeman, utilizando el Magnetograma de Electrochorros de Microondas (MEM). Este instrumento fue capaz de registrar por primera vez la división de la línea de 118 GHz correspondiente al oxígeno atmosférico, lo que permitió detectar tanto la intensidad como la dirección del campo magnético terrestre en las inmediaciones del ecuador magnético.