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Moa gigante de Nueva ZelandaGetty Images/Uwe Zänker

Resucitar especies extintas ya no es ciencia ficción: el proyecto que busca devolver la vida al moa gigante

Esta ambiciosa meta plantea preguntas profundas sobre ética, ecología y el papel del ser humano en la corrección de los errores del pasado

Se trata de una idea que, durante décadas, perteneció al terreno de la ciencia ficción, pero que está cada vez más cerca de convertirse en realidad. Resucitar especies extintas está sobre la mesa y cada vez más cerca de hacerse realidad. Gracias a los avances en genética, biotecnología y clonación, científicos de todo el mundo exploran la posibilidad de devolver a la vida animales desaparecidos como el mamut lanudo, el dodo o el tilacino.

Más allá del asombro, esta ambiciosa meta plantea preguntas profundas sobre ética, ecología y el papel del ser humano en la corrección de los errores del pasado. No obstante, los científicos continúan en la labor y han añadido una especie más a la lista de posibles resurrecciones: el moa gigante.

Se trata del ave más grande que jamás ha habitado la Tierra. Durante miles de años, ocupó Nueva Zelanda, alimentándose básicamente de árboles y arbustos debido a su dieta herbívora y su imposibilidad de volar. De su paso por nuestro planeta quedan pocos vestigios: solo en las historias orales maoríes, así como en miles de descubrimientos de huesos, carne momificada y alguna que otra pluma.

Ha sido la empresa estadounidense Colossal Biosciences, conocida por sus ambiciosos proyectos de «desextinción», la que anunció hace unos días su intención de retornar a la vida al moa gigante. La compañía de Texas dice que su objetivo es resucitar al ave extinta dentro de cinco a diez años, en asociación con el Centro de Investigación Ngāi Tahu de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda.

Imagen de un moa gigante

Esto se realizará gracias a una inversión de 15 millones de dólares por parte del cineasta Peter Jackson, coleccionista de huesos de moa y ferviente defensor del proyecto. El plan consiste en extraer ADN de fósiles y modificar genéticamente a especies cercanas como el emú. Las aves resultantes serían incubadas y liberadas en espacios controlados.

Pero esta no es la primera vez que Colossal acapara titulares: en los últimos meses, ha mostrado lobos grises modificados con rasgos del lobo terrible, ratones «lanudos» inspirados en el mamut y ha expresado su intención de traer de vuelta al dodo. La compañía defiende que su tecnología puede ayudar a restaurar funciones perdidas en los ecosistemas y reforzar la diversidad genética de especies en peligro.

La viabilidad y la ética, en cuestión

Sin embargo, numerosos expertos cuestionan tanto la viabilidad como la ética del proceso. La bióloga evolutiva Tori Herridge, que rechazó formar parte del consejo asesor de Colossal, señala que no se trata de «revivir» especies, sino de crear organismos modificados con ciertos rasgos similares: «Decir que es desextinción es eludir las preguntas difíciles», recoge el diario británico The Guardian. El comportamiento, por ejemplo, no se hereda solo por genes: en animales como los elefantes, gran parte de su aprendizaje es social, y eso no puede recuperarse con edición genética.

Desde la comunidad científica también se alerta sobre el riesgo de desviar recursos de la conservación real. Investigaciones como la publicada en Nature Ecology and Evolution advierten que invertir en desextinción podría provocar una pérdida neta de biodiversidad.

Mientras Colossal asegura tener las herramientas necesarias y niega que su propuesta sea imposible, especialistas como el genetista Nic Rawlence son escépticos. «Esto es como un Parque Jurásico con escasas probabilidades de éxito. Lo que están creando no son especies resucitadas, sino versiones diseñadas con genes seleccionados».

La pregunta sigue en el aire: ¿es la desextinción un avance científico real o una ilusión con alto costo ético y ecológico?