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Ejemplar del erizo de mar Diadema africanumRed del Gobierno de Canarias para el seguimiento y vigilancia de la vida marina de la Macaronesia (Redpromar)

Ciencia

La pandemia bajo el mar que ha está acabando silenciosamente con todos los erizos de mar del planeta

Los erizos de mar desempeñan un papel clave en los ecosistemas marinos, comparable al de los megaherbívoros en tierra. Al alimentarse de algas y pastos marinos, regulan su crecimiento y favorecen la permanencia de organismos de desarrollo lento, como los corales y ciertas algas calcificantes.

Al mismo tiempo, son fuente de alimento para numerosos depredadores, incluidos peces, mamíferos marinos y estrellas de mar. No obstante, cuando su población crece sin control, por ejemplo debido a la sobrepesca de sus depredadores naturales, pueden deteriorar gravemente los hábitats y generar los conocidos «desiertos de erizos».

Un estudio reciente, publicado en Frontiers in Marine Science, ha documentado la presencia de una pandemia no identificada que, en los últimos cuatro años, ha diezmado poblaciones de erizos en distintos puntos del planeta, incluyendo las Islas Canarias.

«Aquí mostramos la propagación y los impactos de un «evento de mortalidad masiva» que afectó severamente a las poblaciones del erizo de mar Diadema africanum en las Islas Canarias y Madeira durante 2022 y 2023», explicó Iván Cano, investigador de doctorado en la Universidad de La Laguna.

«Aproximadamente al mismo tiempo, se ha observado que otras especies de Diadema están muriendo en el Caribe, el Mediterráneo, el Mar Rojo, el Mar de Omán y el Océano Índico occidental».

Este género, que agrupa ocho especies distribuidas por zonas tropicales y subtropicales, incluye a D. africanum, habitual en arrecifes rocosos de África occidental y las Azores. En Canarias, su número aumentó desde la década de 1960, posiblemente por la disminución de depredadores y el calentamiento oceánico. En ocasiones, su proliferación generó desiertos ecológicos y motivó campañas de control entre 2005 y 2019.

Imágenes de D. africanum moribundo frente a la isla de Tenerife durante el evento de mortalidad masiva de septiembre de 2022Cano, Lorenzo-Morales, Bronstein, Sangil and Hernández / AAAS

A comienzos de 2022, Cano y su equipo detectaron los primeros signos de mortandad masiva en La Palma y La Gomera. Los animales mostraban movimientos erráticos, pérdida de sensibilidad, deterioro de tejidos y caída de espinas. Aunque fenómenos similares ocurrieron en 2008 y 2018, con recuperaciones posteriores, el brote de 2022 presentó características distintas: la recuperación fue mínima y en 2023 se produjo una segunda oleada.

Para analizar el alcance del impacto, los investigadores estudiaron 76 enclaves del archipiélago entre 2022 y 2025, recurriendo también a datos de buceadores. Las cifras revelaron un colapso poblacional, con caídas del 74 % en La Palma y del 99,7 % en Tenerife.

En Tenerife, además, no se observaron juveniles ni se recogieron larvas en época de desove. «Nuestros análisis mostraron que la abundancia actual de D. africanum en las Islas Canarias está en su mínimo histórico», advirtió Cano.

Aunque aún se desconoce el agente patógeno, se barajan protozoos como Philaster o amebas vinculadas a alteraciones del oleaje. La amenaza de una nueva expansión sigue latente.