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David Caeiro participó la pasada semana en el congreso Mundos Digitales, celebrado en su ciudad natalNovo

David Caeiro, supervisor de efectos en Avatar: el sentido del agua

«James Cameron es muy perfeccionista»

Este físico español trabajó para Dreamworks en San Francisco en películas como Shrek 2 y Madagascar. Desde hace catorce años lo hace para el estudio de efectos visuales digitales fundado por Peter Jackson en Nueva Zelanda.

Ha trabajado como supervisor de efectos de Avatar y es español. Se llama David Caeiro, es un coruñés de 1972, y esta semana ha participado en el congreso internacional de animación, efectos especiales y nuevos media Mundos Digitales, celebrado en su ciudad natal. Participa con una ponencia sobre su trabajo en la taquillera película de James Cameron.

¿Cómo ha llegado usted desde España hasta Pandora?

–Yo estudié en Santiago, hice Física. Fui a Le Mans de Erasmus. En 1998 vine a hacer el Máster de Comunicación y Creación Digital aquí en Coruña, con Luis Hernández y Manuel Meijide. A partir de ahí se me abrió la puerta Dygra, la productora que por entonces estaba trabajando en El Bosque Animado.

El Bosque Animado, la primera película animada hecha por ordenador en España, y que en 2002 ganó el Goya a mejor filme.

–Exacto, soy de aquellos. De los viejos [risas]. Después me fui a trabajar a PDI/DreamWorks, en San Francisco. Más tarde volví a España, trabajé en Madrid, de nuevo en Galicia con Dygra y, finalmente, ya en Weta Digital.

Weta, el estudio de efectos visuales digitales fundado por Peter Jackson.

–Exacto, en Wellington, Nueva Zelanda.

Cuénteme antes su experiencia en DreamWorks.

–A ver si me acuerdo [risas]. Fue hace tiempo ya, entre 2003 y 2006: trabajé en Shrek 2, Madagascar, el corto The Madagascar Penguins in a Christmas Caper, Vecinos invasores… Hacía efectos con ellos, que es lo que siempre he hecho. Simular el movimiento de las hojas, de las plantas, del fuego…

Antes de que se me pase, ¿su formación en Física le ha ayudado a la hora de trabajar en el mundo de los efectos especiales?

–No es imperativo, pero es muy útil entender cómo se comporta la realidad para intentar imitarla. Es bueno siempre mirar al origen e intentar entender bien lo que ocurre. Pero siempre teniendo en cuenta que una cosa es el fuego y otra la representación. En el caso de la en animación siempre hay más libertad, porque no tiene que ser real 100%, es más, muchas veces tiene que ser estilizado. Pero en Weta la idea es hacerlo lo más realista posible.

¿Cuándo se une a Weta?

–En 2009, para Avatar. En principio fui para cinco meses pero en junio hice catorce años. Trabajé en Tintín, de Steven Spielberg; las tres del Hobbit, de Peter Jackson; la trilogía de El planeta de los simios.

La trilogía es extraordinaria.

–Subió el nivel. Esos monos… En la primera mi trabajo estuvo centrado en la simulación de plantas. Hay mucho bosque, sobre todo esa escena en la que César sube a un parque que hay en las afueras de San Francisco, que yo conocía bien de mi etapa en Dreamworks. En la segunda fui supervisor de efectos en uno de los equipos: trabajamos el fuego, la destrucción. Y en la tercera, lo mismo. Con la tercera ganamos el premio de la Visual Effects Society (VES).

Supongo que trabaja en equipos grandes.

–Sí, en Avatar llegamos a ser 127 personas. Solo en mi departamento, efectos.

Supongo que Avatar: el sentido del agua es a la que ha dedicado más tiempo.

–Después de la carrera de Física, sí [ríe]. En la primera me uní cuando el proyecto ya estaba avanzado, en los últimos cinco meses: hice explosiones, destrucción, fuego. En la segunda estuve desde el principio y ya fui supervisor de efectos: éramos tres y cada uno nos centramos en mejorar un área, en hacerlo más eficiente. Me encargué del fuego, de la combustión. También de las plantas. Y del agua: tres cuartas partes de la película ocurrían en el agua, y ahí son muy importante las algas. No estaba muy claro cómo hacerlo y en esta peli subimos el listón para hacerlo más creíble. Fueron en total 3.200 y pico planos los que hizo WETA, que no son pocos, de los cuales 800 y algo los hizo mi equipo. Hubo 20 planos que no hizo Weta, sino Industrial Light & Magic.

¿Conoció a James Cameron?

–Estaba por allí. El rodaje se realizó entre Los Ángeles y Nueva Zelanda. Cuando vino por Wellington, hablaba sobre todo con mis superiores, pero llegué a hablar con él. Es de los directores que tiene claro lo que quiere. Te puedo gustar o no, pero eso ya es otra cosa. Él sabe muy bien que plano quiere. Y es muy perfeccionista: ‘esto no está bien’, ‘no transmite lo que quiere’, ‘vamos a darle otra vuelta’ son algunas de sus frases habituales.

¿Y hay que darle muchas vueltas?

–Algunas [ríe].

Supongo que el trabajo tendrá partes más tediosas, pero ¿cuál es la más divertida?

–Hay una parte mecánica. La divertida es intentar mejorar. Cuando intentas hacer lo mismo de una misma manera entras en una reiteración y en el aburrimiento. Proyectos como Avatar exigen mejorar, hacen subir el listón, mejorar. Y eso es divertido. Vamos a analizar la referencia, vamos a ver qué es lo que ocurre, vamos a entenderlo mejor, ¿cómo podemos, dentro de las herramientas que tenemos, mejorar. ¿Necesitamos nuevas herramientas? Esa es la parte divertida. Es fundamental trabajar en equipo, tener un buen equipo en el que todo el mundo colabora y a la vez aprende.

¿Ha podido disfrutar de Avatar: el sentido del agua? ¿O está viendo su trabajo todo el rato y es imposible?

–Normalmente, no. Porque estás pensando en el plano. No lo digo en concreto por esta película, más bien en general: te pasas mucho tiempo con el plano hasta que queda bien. Y cuando llega la película casi no lo ves de lo rápido que pasa, porque dura un segundo o así. Y, además, los planos en los que los efectos son protagonistas son de acción, y por tanto muy rápidos. Pero sigue siendo satisfactorio. Son lo que llamamos los efectos invisibles.

¿Qué son los efectos invisibles?

–Imagina que ahora pones aquí una cámara para grabar nuestra conversación. Y en el plano salimos nosotros hablando y detrás unos árboles. Si no se mueve nada, el plano queda muerto. Si algo se mueve, el plano queda vivo, aunque la gente no se entere porque es lo natural.

Y a su jefe Peter Jackson, ¿lo conoce?

–Me he cruzado con él. Lo he saludado pero no he tenido trato con él. Le gusta mucho su privacidad.