Vanessa Benavente y Shahar Isaac, María y Pedro en 'The Chosen', eligen su escena más difícil: «Era imposible»

The Chosen, la serie de televisión que ha capturado la atención de audiencias globales, ofrece una reinterpretación única y accesible de la vida de Jesús y sus seguidores, explorando no solo los grandes eventos, sino también las historias personales que dieron forma a los relatos bíblicos. Con un enfoque fresco y humano, esta producción que ahora estrena su quinta temporada ha logrado consolidarse como una de las más exitosas en el ámbito de los contenidos cristianos, con una narrativa que trasciende los convencionalismos del cine religioso.

En el elenco, destacan las interpretaciones de Vanessa Benavente y Shahar Issac, quienes aportan profundidad y matices a los personajes a los que dan vida: María y Pedro. Benavente, conocida por su capacidad para transmitir emociones complejas, da vida a una figura fundamental que conecta con el público por su autenticidad. Por su parte, Shahar Issac, con su característico talento para retratar lo más íntimo de sus personajes, presenta a uno de los discípulos más cercanos de Jesús, proporcionando una mirada más introspectiva sobre su camino hacia la fe.

— ¿En algún momento durante el rodaje han sentido que su papel les ha hecho hacerse preguntas sobre la religión, la fe o el sentido de la vida? ¿Cómo ven ustedes la vida?

— Vanessa Benavente: A mí definitivamente me ha hecho plantearme cómo vivo mi espiritualidad. La religión judía, al menos en esa época, abarcaba todos los aspectos de tu vida. Había una cuestión de estar en constante comunicación con aquello que era sagrado. Entonces, me llevó a plantearme cómo vivo la espiritualidad en mi día a día, como cómo honro esos valores que quiero transmitirles a mis hijas. Para mí es muy importante mi comunidad, cómo estoy presente para la gente, mi familia, para mis amigos, para la gente que me importa. El ser madre ya te hace plantearte una serie de cosas, yo creo que parecidas, pero esto es un poco más allá, cómo es tu legado espiritual en mi caso hacia mis hijas.

— Shahar Isaac: Me gusta tanto tu respuesta. Yo nací, crecí sabiendo que los temas de espiritualidad son un poco como magia y no se puede hablar sobre esa magia. Es algo que yo generalmente guardo para mí, porque es mi relación personal y viene del lado de mi familia, de mi mamá. Es igual que cuando haces una obra de teatro. Tenía un director que nos decía: «No se puede hablar sobre nuestros ensayos fuera del ensayo, ni con tu familia ni con nadie». Pienso que se puede perder la magia cuando estás hablando sobre esas cosas. Yo crecí así y creo que la espiritualidad es algo que guardamos un poco en secreto, en lo sagrado. Yo personalmente nunca me he sentido cómodo de hablar sobre cosas sagradas de una forma pública.

— ¿Cuál ha sido para ustedes la escena más difícil de rodar?

— Shahar Isaac: Caminar sobre el agua fue algo tan fuerte. Estuvimos grabando una semana durante noches y con máquina de lluvia y de olas. Fue algo muy real, me sentía muy real. Una semana siendo muy vulnerable, fue algo muy profundo y muy fuerte para mí.

— Vanessa Benavente: En general, las escenas de María son un reto emocional. Creo que cada vez me siento más cómoda, ayuda muchísimo que nuestro equipo son ya una familia. Me siento muy cómoda y me ayuda muchísimo. Pero definitivamente una de las partes más, más difíciles de rodar fue la segunda temporada, una escena que tuvimos con Jesús antes del Sermón de la Montaña. Estábamos bajo cero. Yo recuerdo que lloraba y a los dos minutos se me creaban estalactitas en las pestañas de lo frío que estaba. Era imposible. Yo trataba de decir las palabras sin tiritar. Decía: 'ojalá que la cámara no lo capte'. Además, conectar con algo profundo y algo íntimo suele ser lo más, lo más difícil de hacer.

— ¿Me pueden recomendar una serie o una película para los lectores de El Debate?

— Shahar Isaac: Soy superfan de todo Quentin Tarantino.

— Vanessa Benavente: Yo suelo ver series de niños. La mejor Stillwater (Pequeñas historias zen) de Apple TV.