
Clara, quien se incorporó al concurso en la tercera entrega, concluyó su paso por las cocinas tras cinco semanas de crecimiento, emociones y entrega
La conmovedora confesión de Emilio en MasterChef: «Yo a mi padre solo le considero progenitor...»
La octava entrega del programa estuvo marcada por momentos de gran carga emocional, enfrentamientos en cocinas y retos que elevaron el nivel de exigencia, con Bea y Ana brillando en sus respectivas pruebas
El octavo episodio de MasterChef 13 supuso el punto de inflexión para muchos aspirantes. Clara, quien se incorporó al concurso en la tercera entrega, concluyó su paso por las cocinas tras cinco semanas de crecimiento, emociones y entrega. Su eliminación, determinada por pequeños matices en el reto final, supuso un adiós emotivo. Antes de marcharse, dedicó unas palabras de agradecimiento a sus compañeros y al jurado, y no dudó en señalar a Chema como su favorito para alzarse con la victoria.
La velada comenzó con una curiosa apuesta de los jueces: identificar los platos de los aspirantes sin haberlos visto cocinar, confiando en su instinto y conocimiento culinario. En esta cata a ciegas, contaron con la colaboración de Miki Nadal y Juanma Castaño, ganadores de la sexta edición de MasterChef Celebrity. Sin embargo, el reto evidenció que la intuición no siempre acierta, y los jueces fallaron en sus pronósticos. Aun así, hubo espacio para el reconocimiento: la tarta pavlova de fresas elaborada por Elena fue destacada como «el mejor postre de la edición», lo que le valió una cena para dos personas en el prestigioso restaurante Don Giovanni, dirigido por el chef Andrea Tumbarello.
A mi padre no le considero padre
Además del brillante postre, el plato de Yago, consistente en alcachofas acompañadas de huevo cocinado a baja temperatura, deleitó a los paladares presentes. Este bloque también permitió conocer una faceta desconocida de Emilio, quien compartió de forma conmovedora aspectos personales de su relación familiar: «A mi padre no le considero padre. Yo a mi padre solo le considero progenitor, ha sido el que me ha engendrado con mi madre y ya está. No me quiere, básicamente. Cuando ve que yo doy dinero es cuando se interesa. Solamente con decirte que se empezó a interesar por mí cuando me dijeron lo de MasterChef, ya te lo digo todo».
El segundo reto llevó a los aspirantes a las Cuevas del Águila, en Ávila. Allí, cocinaron bajo la dirección del chef Carlos Casillas, del restaurante Barro, reconocido con una estrella Michelin y que ostenta el título de cocinero español más joven en lograr ese reconocimiento. Las capitanías recayeron en Ana y Bea, las únicas concursantes que hasta el momento no habían liderado equipos. Bea dirigió al grupo azul, compuesto por Emilio, Elena y Clara, mientras que Ana se puso al frente del equipo rojo junto a Yago, Gabriela e Ismael. Chema, en una elección personal, decidió unirse al equipo azul «por compasión».
Durante la prueba por equipos, se produjo una fuerte tensión entre Chema y Elena a raíz del tamaño de unas albóndigas. El comentario de Chema sobre la falta de uniformidad no fue bien recibido por Elena, quien le recriminó su actitud con firmeza. Bea, en su papel de capitana, consideró que los comentarios de Chema habían sido innecesarios. Esta reacción sorprendió a Chema, quien expresó su decepción por la falta de apoyo tras haber decidido integrarse en ese equipo.
Una 'cruda' prueba final
En contraste, el equipo rojo vivió una experiencia completamente diferente. Ana demostró un liderazgo ejemplar, organizando el trabajo con claridad y precisión. Su gestión fue valorada positivamente por el jurado, que la destacó como mejor capitana de la jornada. Emocionada, dedicó su éxito a su abuelo Pep, con palabras sentidas que resonaron entre sus compañeros.
La prueba de eliminación estuvo centrada en una de las corrientes más innovadoras de la alta cocina: el raw food. Este tipo de cocina, basada en alimentos crudos o apenas procesados térmicamente, exigía creatividad y técnica. La invitada de honor fue La Terremoto de Alcorcón, quien observó la preparación de tres elaboraciones por aspirante bajo esta premisa. Bea se alzó como la gran vencedora con tres propuestas que destacaron sobre el resto: gazpacho de fresas con acento andaluz, carpaccio de calabacín con queso azul y frutos secos, y un sashimi de ventresca de atún con espuma de piña. Jordi Cruz no escatimó en elogios: «Son los tres mejores platos que has hecho aquí».
La tensión final quedó entre Clara y Chema, siendo la valenciana quien abandonó el concurso. Su despedida, aunque amarga, estuvo cargada de gratitud y reconocimiento hacia el equipo. Chema, por su parte, fue advertido por Pepe Rodríguez: «Has estado con un pie fuera». Un recordatorio contundente de que en MasterChef, el margen de error es mínimo, y cada plato puede ser decisivo.
Con esta eliminación, el programa avanza hacia su recta final con un nivel cada vez más elevado, donde la exigencia y la precisión son ya imprescindibles para mantenerse en la competición.