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Cine

Russell Crowe, contra los activistas como Bardem: «Estoy harto de que usen su fama para promover una causa»

El actor pone el foco en el comportamiento de algunos compañeros de profesión

Cada vez que el nombre de Russell Crowe vuelve a sonar con fuerza, no suele ser solo por una película. Coincidiendo ahora con el estreno en España de Núremberg, el actor vuelve a estar en el centro de la conversación y, con él, regresan también algunas de las opiniones que ha repetido a lo largo de los años sobre Hollywood y sobre el papel que juegan los famosos dentro de la industria.

Desde finales de los noventa, Crowe se convirtió en una de las grandes estrellas del cine internacional. Primero llamó la atención con L.A. Confidential y poco después alcanzó un éxito rotundo con Gladiator, una película que marcó su carrera y lo llevó a ganar el Oscar. A partir de ahí, su nombre quedó ligado a grandes producciones y a una filmografía sólida, con títulos como American Gangster, Robin Hood, Los miserables o El dilema. Sin embargo, junto a ese reconocimiento también fue creciendo su fama de actor incómodo, poco dado a seguir el guion que suele esperarse de una estrella de Hollywood.

A lo largo de los años, el intérprete australiano ha protagonizado discusiones con fotógrafos, declaraciones tensas con la prensa y comentarios poco amables sobre compañeros de profesión. Nunca ha tenido problema en hablar claro, aunque eso le haya generado conflictos. Él mismo llegó a decir que el guion original de Gladiator «era una basura» o a criticar a otros actores por la forma en la que usan su fama. No son salidas puntuales, sino una actitud que se ha mantenido con el tiempo.

Uno de los temas en los que más firme se ha mostrado es el del activismo de los famosos. En varias ocasiones, ha criticado lo que considera una actitud hipócrita dentro de la industria, donde muchas causas sociales se convierten en parte de la imagen pública de las celebridades. «Estoy harto de que los famosos usen su fama para promover una causa. Deja un cheque en el lugar correcto y cállate», dijo en una ocasión tal y como recoge Fotogramas. Para él, ayudar no debería ir acompañado de cámaras ni discursos, sino de acciones concretas.

Menos palabras y más conciencia

Esta forma de pensar choca con una industria en la que la visibilidad lo es todo. El actor no cuestiona la importancia de implicarse, pero sí la necesidad de hacerlo siempre de cara al público. Prefiere el gesto discreto, sin aplausos ni titulares, una idea que ha defendido durante años y que conecta con su manera de vivir fuera de los focos. De hecho, lejos de Hollywood, lleva una vida bastante alejada del glamour: pasa largas temporadas en Australia, es dueño de un equipo de rugby y ha invertido en propiedades rurales, algo que él mismo ha contado en más de una entrevista.

Otra de sus facetas menos conocidas es la música. Desde hace años tiene una banda, 30 Odd Foot of Grunts, con la que ha llegado a girar y grabar discos, aunque siempre ha dejado claro que no busca el éxito comercial en ese terreno. También es habitual verle compartir en redes sociales su afición por la literatura, la historia o el deporte, mostrando una imagen más cotidiana y menos calculada que la de muchos de sus compañeros.

El estreno de Núremberg sirve ahora como telón de fondo para volver a hablar de esa postura crítica. La película se adentra en los juicios celebrados tras la Segunda Guerra Mundial para juzgar a los responsables del régimen nazi y plantea preguntas incómodas sobre la justicia, la culpa y la responsabilidad individual. Un enfoque que conecta con la manera en la que Crowe entiende el compromiso: menos palabras y más conciencia personal. No es una opinión nueva ni adaptada al momento, sino una línea que ha mantenido durante décadas, incluso cuando le ha generado rechazo.