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27 de julio de 2024

Martin Scorsese, Wim Wenders, Carlo Chatrian y Mariette Rissenbeek

Martin Scorsese, Wim Wenders, Carlo Chatrian y Mariette RissenbeekEFE

El Festival de Berlín se clausura con el balance más negativo de los últimos años

El seleccionador Carlo Chatrian y la directora artística Mariette Rissenbeek firman como despedida el peor concurso de la Berlinale

Tras cuatro años de dirigir a cuatro manos el Festival de Berlín, el seleccionador Carlo Chatrian y la directora artística Mariette Rissenbeek firman como despedida el peor concurso de la Berlinale de estos últimos años.

Un cuatrienio, es cierto, marcado por la pandemia y el consiguiente cese de la producción cinematográfica mundial pero que en ningún momento afectó la creatividad de los cineastas como lo demuestran los festivales de Cannes y de Venecia de esos mismos años que pudieron presentar una selección de alto, cuando no altísimo, nivel como se ve hoy mismo en los tradicionales Oscar de marzo, donde gran parte de los candidatos fueron premiados en estos tres festivales europeos.

De todos modos, no todo lo que se vio en el concurso puede o debe ser echado a la basura. Un puñado de títulos serán recordados, como la agridulce comedia iraní Mi pastel preferido de la pareja Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha, que protagonizaron el escándalo político del festival al haberles retirado el pasaporte las autoridades de Teherán.

El filme, de todos modos, ha sido vendido ya a todo el mundo haciendo vanos los intentos de las autoridades iraníes por acallar a esta pareja de cineastas que no vacilan en mostrar al mundo la intolerancia y la falta de libertad que impera en su país.

Otros filmes que supieron encontrar el favor de público y de crítica fueron Sterben (Morir), retrato de una familia obligada a afrontar los grandes momentos de la vida –amor, muerte, paternidad– y que es de lo mejor que ha hecho en su veterana carrera el alemán Matthias Glasner, y la comedia Hors du Temps del francés Olivier Assayas que evoca risueña y nostálgicamente los primeros meses del Covid19 y su secuela de severos y descabellados consejos para evitar el contagio.

Descollaron también La cocina del mexicano Alonso Ruizpalacios, donde en un restaurante de comida veloz neoyorquino se mueve un universo humano de origen, lengua y cultura diferentes, con sus dramas personales de explotación, integración y marginación que caracterizan la fase actual del capitalismo y el debut en la dirección de largometrajes de la cantautora italiana Margherita Vicario que en Gloria! nos recuerda a esa anónima multitud de jóvenes instrumentistas, pupilas de orfanatos de los siglos XVII y XVIII, que pasaron sin dejar huella en la historia de la música barroca.

No desmerecieron, pero sin brillar, fueron el alemán In Liebe, eure Hilde de Andreas Resen sobre la frágil y discontinua resistencia interna al nazismo, el francés Langue étrangère de Claire Burger sobre la juventud europea que descubre nuevos horizontes con el intercambio cultural y educativo y el austríaco Des Teufels Bad de Veronika Franz y Severin Fiala que nos pinta los aspectos más sombríos del siglo XVIII, cuando el llamado Siglo de las Luces no lograba iluminar las miserias y las supersticiones de la vida cotidiana en los pueblos más apartados del Viejo Continente.

Para los demás, cabe correr un velo de silencio.

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