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03 de mayo de 2024

yacimiento de baelo claudia, en Bolonia (Tarifa, Cádiz)

Yacimiento de baelo claudia, en Bolonia (Tarifa, Cádiz)

El expolio de arte se convierte en uno de los quebraderos de cabeza de la policía española

Montserrat de Pedro, jefa de Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional afirma que «es lo que más nos preocupa ahora mismo», porque «lo que está debajo de la tierra no está catalogado, no sabemos lo que hay y por tanto no sabemos lo que falta, y es uno de los quebraderos de cabeza más acuciantes en este momento»

El expolio del patrimonio artístico y arqueológico es uno de los mayores «quebraderos de cabeza» de la unidad de la Policía Nacional encargada de la protección del patrimonio histórico, según se ha puesto de relieve en unas jornadas sobre esta cuestión celebradas en el Archivo Real y General de Navarra.
La arqueología, ha señlado la jefa de Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional, Montserrat de Pedro, «es lo que más nos preocupa ahora mismo», porque «lo que está debajo de la tierra no está catalogado, no sabemos lo que hay y por tanto no sabemos lo que falta, y es uno de los quebraderos de cabeza más acuciantes en este momento».

No son de nadie

La inspectora ha explicado que la Ley de Patrimonio Histórico de 1985 «ya decía que los bienes arqueológicos no son de nadie, son un bien demanial, lo cual quiere decir que son de toda la humanidad; es un bien público, es de todos y no puede tener un propietario».
La presencia de expoliadores en yacimientos arqueológicos en España, ha lamentado, «es más habitual de lo que nos gustaría». En este sentido, ha destacado que, «desde el momento en que alguien expolia un yacimiento, no solamente perdemos el objeto que se lleva, sino que perdemos una parte de la historia, porque ese objeto se descontextualiza, con lo cual no nos puede aportar toda la información que si se encuentra de manera organizada».
Para tratar de recuperar los objetos expoliados, ha apuntado, la Policía Nacional tiene contactos con todos los actores del mundo de la arqueología y del arte, públicos y privados, y aparte de eso también están «pendientes de todo lo que se mueve en internet, que por desgracia es un lugar donde vender y comprar es muy fácil».
La cooperación internacional también es muy importante, porque «no se le pueden poner puertas al comercio», así como la colaboración con otras policías como Interpol o Europol, ha declarado.

Cualquier hallazgo casual de un bien arqueológico hay que comunicarlo inmediatamente

Comercio internacional

Por su parte, el jefe del Grupo 2 de la Brigada de Patrimonio Histórico de Policía Nacional, el inspector Miguel Ángel Espada, ha afirmado que hay personas o grupos que tienen capacidad para mover piezas arqueológicas de un país a otro.
«No siempre los expoliadores o los conseguidores de estas piezas tienen los contactos para llevar a cabo ese comercio internacional, pero sí que hay personas que se dedican a generar ese tipo de redes», ha manifestado.
Sobre todo, ha dicho, hay redes dedicadas al tráfico internacional de piezas robadas en zonas en conflicto y países en guerra, en los que «desgraciadamente todo el tema de su patrimonio cultural sufre un serio peligro y en muchos casos se pierden muchas obras».

Expolio

En España, ha agregado, el principal problema se da en los yacimientos arqueológicos, «precisamente porque la inmensa mayoría de piezas no están catalogadas».
«Con el robo de una escultura, un cuadro o un tapiz del que existe un catálogo, sabes lo que buscas, porque es algo conocido, pero en la arqueología te encuentras con señales inequívocas de que ha habido un expolio, pero no sabes lo que se han llevado», ha asegurado.
La Policía Nacional, ha indicado, en ocasiones tras largas investigaciones logra encontrar las piezas, pero «no sabemos si lo que hemos recuperado es el total de lo que se expolió, eso es muy difícil de saber».
Ha recordado que cualquier hallazgo casual de un bien arqueológico hay que comunicarlo inmediatamente a la institución competente, ya sea el ayuntamiento del pueblo, las autoridades de cultura o el museo local. «A partir de ahí, en lo que se encuentre en ese terreno ya entraría el derecho al premio correspondiente» para el propietario de la finca, ha señalado.
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