Bad Bunny durante su concierto de cierre de la gira Most Wanted Tour en el coliseo de Puerto Rico
El reguetón: de denostado género musical a seña de identidad de la cultura hispana en el mundo
El reguetonero Bad Bunny ha logrado llevar el español a todos los rincones del mundo gracias al éxito de sus canciones
La cultura musical vive tiempos extraños en los que el reguetón es un imperio y el reguetonero puertorriqueño Bad Bunny el emperador.
Bad Bunny tomó el testigo de pioneros del reguetón como Daddy Yankee o Don Omar y hoy sus canciones sirven a los estudiantes chinos para perfeccionar su español, como informaba recientemente el diario El Debate.
Es difícil encontrar a lo largo de la historia de la música un mayor consenso a la hora de denostar un estilo musical como el consenso que se da hoy contra el reguetón.
Es prácticamente imposible hallar un análisis sesudo que destaque las virtudes musicales, líricas o filosóficas de una canción como, por ejemplo, Tití me preguntó, uno de los temas estrella de Bad Bunny lanzado en 2022.
La pobreza musical, el cutrerío lírico, la degradación lingüística, el machismo casposo implícito (y explícito) y el desagradable contenido sexual hacen que desde el progresismo feminista más woke hasta los conservadores más tradicionalistas detesten al pobre Bad Bunny y, en general, todo lo que huela a reguetón.
Y, sin embargo, algo bueno tiene este curioso género musical surgido de la fusión de los ritmos caribeños con el rap urbano neoyorquino. Y es que el reguetón se ha convertido en el mejor embajador de la lengua española en el mundo, su principal trampolín a la modernidad que lleva a la lengua de Cervantes, la misma en la que Quevedo componía sus sonetos y Bécquer cantaba a las oscuras golondrinas, a los niveles más altos de popularidad mundial.
En un reciente artículo de la revista especializada Ethic se recogen varios estudios y opiniones donde se muestra la evidencia: el reguetón se ha convertido en la seña de identidad de la cultura en español más reconocible a nivel internacional.
Pero volviendo al artista de Puerto Rico, lo cierto es que este Lope de Vega del siglo XXI ha arrojado (no hay verbo más apropiado) una obra en la que, con no poco voluntarismo, pueden identificarse desde referencias clásicas hasta temáticas tradicionales de la literatura española en medio de ese maremágnum de sinsentidos y de frases llenas de spanglish.
El mito del Don Juan
Veamos, por ejemplo, el citado Tití me preguntó. A simple vista, es un marasmo caótico de versos endecasílabos, alejandrinos o hasta pentadecasílabos o hexcadecasílabos en los que se entremezclan unos tetrasílabos y pentasílabos que, lejos de quedar colgados, proporciona al texto la agilidad y velocidad necesarias para construir una notable canción reguetonera.
La temática del poema recurre a todo un clásico de la literatura hispana (y universal) como es el mito del don Juan Tenorio y el Casanova.
Al igual que el clásico inmortalizado por José Zorrilla, Bad Bunny comienza presumiendo de sus dotes donjuanescas. El burlador presume: «¡Eh! Tití me preguntó si tengo muchas novias / muchas novias. / Hoy tengo una, mañana, otra ¡Eh! / Pero no hay boda».
El protagonista de la canción se regodea en su libertinaje, en su don para conquistar a las féminas («hoy tengo una, mañana, otra») para, acto seguido, burlarlas («Pero no hay boda»).
La siguiente estrofa redunda en esa idea, y la lleva un paso más allá dotando a la actitud del Don Juan del erotismo que les es propio. En ese sentido, Bad Bunny proporciona a su letra de la explicitud propia de los tiempos de hoy en los que se han perdido valores básicos como el pudor o la vergüenza: «Me la’ vo’a llevar to’a pa un VIP, un VIP / ¡Eh!, saluden a Tití. / Vamo a tirarno un selfi. ¡Say cheese! ¡Eh! / Que sonrían las que ya les metí».
Mostrando su predilección por la rima asonante, aunque entrelazando la rima consonante en estrofas intercaladas (el eclecticismo poético es la seña de identidad de este género) Bad Bunny presenta un esquema de rimas en cuartetos AABA o tercetos ABA, aunque también emplea estrofas continuas AAAA con rima consonante.
Sin embargo, al igual que ocurre con el Tenorio, Bad Bunny también busca la conclusión moralizante en su Tití me preguntó. En un momento dado surge una segunda voz que puede identificarse con una persona cercana y referente moral del cantante.
Le reprocha su vida libertina, su actitud machista y le conmina a la enmienda: «¡Oye, muchacho del diablo azaroso! / Suelta ese mal vivir que tú tiene en la calle. / Búscate una mujer seria pa ti. / Muchacho del diablo», y termina con un improperio malsonante.
El estilo lingüístico más formal y correcto redunda en la idea de que se trata de una persona con prestigio para el protagonista de la canción y que merece respeto.
La regañina es la chispa que enciende el motor del cambio moral en el interior del libertino, del burlador donjuanesco. Primero, adopta una actitud de justificarse: «Yo quisiera enamorarme /pero no puedo».
Y, asumida su derrota moral y su incapacidad de reformarse, al menos comprende el daño que puede hacer a los demás con su estilo de vida y decide colgarse él mismo el sambenito para evitar hacer más daño moral: «No te enamores de mí. / Sorry. Yo soy así. ¡Eh!».