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Cinco (más una) obras imprescindibles de Velázquez en el aniversario de su muerte

El gran pintor sevillano murió tal día como hoy hace 365 años, en 1660. Es difícil, por no decir imposible, elegir una serie de cuadros fundamentales dentro de una obra tan inabarcable como la de Velázquez, no ya en la historia del arte español, sino en la universal

Redacción El Debate
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Velázquez

1. Las Meninas

Una de las obras de arte más importantes, representativas y excelsas de la historia. Velázquez cambio el curso de la pintura con sus perspectivas, la elección de personajes y su colocación y su paleta maestra de colores.

Las Meninas es el máximo exponente del arte barroco español y mundial, una referencia que admira todo el mundo.

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2. La rendición de Breda

Aunque no fuese su principal dedicación, la maestría de Velázquez le permitió destacar en cualquier disciplina que abordara. Y, como en este caso, la pintura histórica no iba a ser una excepción.

La rendición de Breda, o Las lanzas, es un cuadro que fascina e instruye, que impresiona y que conmueve.

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3. Cristo crucificado

Igual que con la pintura histórica le pasaba a Velázquez con las obras de temática religiosa. El pintor hizo lo propio para representar a Jesús al final de su martirio, ya herido en el costado, de una forma que deja al espectador al borde de las lágrimas.

La serenidad del rostro de Cristo transmite la paz de quien se sabe vencedor, a pesar de todo. En medio de las tinieblas que le rodean, su imagen destaca por la luminosidad. La perfecta representación del salvador.

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4. Las hilanderas

Para otra representación de la mitología clásica, Velázquez escogió, en este caso, la luz y el claroscuro. Las hilanderas son las mujeres que tejen el tiempo, y el artista las pinta a casi todas con el rostro oculto o indefinido. Únicamente la que maneja la rueca ofrece su cara al espectador.

El tiempo es anónimo, indiferente, y todo lo acaba devorando, y Velázquez lo plasmó a la perfección en una de sus obras más célebres.

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5. El triunfo de Baco

Velázquez, con su pincel hegemónico, retrató también como nadie una juerga. El dios Baco corona a un hombre mientras sus colegas de fiesta sucumben al vino, como se ve por las expresiones.

El pintor imprime cierta crítica social, además, a su obra al reflejar sin rostro a un hombre que va mendingando, mientras uno de los borrachos parece negarle limosna.

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6. Vieja friendo huevos

El magisterio de Velázquez también incluía las escenas costumbristas. Aquí, el pintor sevillano abrazó el claroscuro barroco con toda el alma para dar protagonismo a los dos personajes del cuadro.

Destaca de la obra la primorosa representación de las manos tanto de la mujer como del joven, que parecen más reales que la propia realidad.

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