La reconstrucción de la emblemática catedral de Notre Dame continúa su curso según las previsiones: esta semana han llegado tres grandes tijerales de madera a la explanada del edificio mediante una barcaza, operación que llevó al cierre provisional del tráfico fluvial en el río Sena.
Estas estructuras, elaboradas con madera de roble y ensambladas en Ivry-sur-Seine, cuentan con unas dimensiones de entre 14 y 16 metros de largo y entre 12 y 13 de ancho. Fueron trasladadas desde talleres especializados pertenecientes a la empresa Métiers du Bois, una de las cuatro corporaciones de carpintería a las que se les ha adjudicado la tarea de reconstrucción de la aguja de Viollet-le-Duc.
El primer tijeral, de unas siete toneladas, ya está siendo colocado bajo la bóveda, mientras que los otros dos se irán situando a lo largo de los siguientes meses, esperándose su instalación definitiva para finales de este año. Las tres estructuras permitirán restablecer el armazón de madera circundante a la aguja, que quedó totalmente devastado.
Tras el incendio de abril de 2019, se barajaron numerosas posibilidades para la rehabilitación del emblemático monumento, tales como la instalación de un invernadero o una cubierta elaborada únicamente mediante vidrieras. No obstante, se decidió finalmente reconstruirlo mediante las mismas técnicas que se emplearon entre los siglos XII y XIV, combinadas con los avances arquitectónicos más vanguardistas.
Jean-Louis Georgelin, responsable del proyecto de restauración, ha afirmado que el ritmo de trabajo actual permitirá que la catedral pueda volver a abrirse al público en diciembre de 2024, menos de seis años después de la catástrofe.
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