La breve historia del mayor robo de arte de todos los tiempos, el increíble caso que permanece sin resolver

Trece obras de arte desaparecieron del Museo Isabella Stewart Gardner en Boston la madrugada del 18 de marzo de 1990. Dos hombres disfrazados de policía llegaron a la pinacoteca y le dijeron a uno de los guardas que traían una orden de arresto para su compañero. El guarda les condujo hasta él y apuntándoles a ambos con sus pistolas les ataron y amordazaron y les encerraron en el sótano.

Después permanecieron a placer en el Museo una hora y media durante la cual robaron 13 cuadros por valor de 500 millones de dólares (460 millones de euros). Obras de Manet, Rembrandt o Vermeer fueron cortadas directamente de sus marcos. Los guardias pasaron la noche atados sin poder avisar a nadie.

La noche y su tiempo fue perfecta para desaparecer con el impresionante botín. Cuando la policía llegó tras el aviso matinal de que algo había sucedido, los cuadros no estaban en sus marcos, tirados por el suelo, y tampoco las grabaciones de seguridad en su aparatos. Se habían llevado tres Rembrandt, cinco Degas, un Vermeer, un Manet, un Flinck, un gu chino y un águila de bronce. Las investigaciones no alcanzaron ninguna conclusión.

Cuatro años más tarde, la directora del Museo recibió una carta en la que se ofrecía la posibilidad de la devolución de las obras a cambio de la liberación de un convicto, supuestamente el cerebro del robo. Aunque las negociaciones de película comenzaron (pidieron dinero, anonimato e inmunidad), las comunicaciones por parte de los ladrones cesaron y nunca más se volvió a saber de ellos ni de las obras robadas y perdidas ¿para siempre?